“La tierra sin mal” en llamas

(Por Kuña Mbarete/APL/Foto: Luis Martínez) Las quemas no dan tregua en la provincia correntina. Ya el 9% de su territorio se prendió fuego, 800.000 hectáreas y a una velocidad de 30.000 por día. Las consecuencias de un modelo productivo, más la complicidad de una política de Estado (Nacional y Provincial), han secado a Corrientes y llevado a que sea consumida por el fuego y por los intereses extranjeros que desde hace décadas la saquean. Yvy maraney (La tierra sin mal) se encuentran en llamas. La provincia de Corrientes hoy ve las consecuencias del colonialismo y el capitalismo. La relación ancestral de cuidado y reciprocidad, de armonía con los pastizales, bosques, ríos y esteros está dando una señal de alerta: la forma en que se vinculan los herederos de la colonialidad con el territorio es destructiva.  Su saqueo parece no tener límites. No fue el modo de ser guaraní lo que llevó a esto, no  fue su manera de vincularse con la naturaleza la que lo provocó.

Pero, ¿Por qué arde Corrientes y que seguirá después? son preguntas que últimamente circulan en la provincia. La evidencia de qué el modelo productivo destinado a la plantación de pinos y eucaliptos (destruyendo el monte natural), la ganadería extensiva, más otras formas de destrucción (o producción como ellos llaman), ha mostrado evidencia de que  es insostenible. La bajante histórica del Paraná, la escasez de lluvia (normales en determinados momentos), han llevado a que una provincia reconocida por sus ríos abundantes, sus arroyos caudalosos que provocan a lo largo y ancho de todo este territorio que pudieran encontrarse con lagunas, esteros. A Corrientes la secaron. Y decir que fue el capitalismo y el colonialismo es poco si no nombramos a los responsables políticos de esto.

En primer lugar podríamos referirnos a los que decidieron que la provincia se convirtiera en este mar de pinos y eucaliptos que hoy se prende fuego a velocidades increíbles. Esta decisión viene desde hace décadas haciendo estragos en la biodiversidad. Por estos emprendimientos asesinos se talaron montes nativos (qué son contenedores de humedad por lo que detienen el avance del fuego), y se instalaron plantaciones de las ya nombradas especies (las cuales resecan el ambiente, siendo propagadores de las llamas). Si bien Corrientes es una provincia forestal, la misma no tiene equipamiento para combatir los incendios forestales que se propagan luego a pastizales y montes. Es decir, ni un solo avión hidrante.


La provincia defiende los bosques implantados diciendo que son generadores de trabajo, pero ¿Quiénes son los dueños de esas plantaciones?¿cuántos puestos de trabajo generan?. La provincia de Corrientes es una de las más extranjerizadas. El acceso a la tierra para capitales extranjeros fue sencilla, mientras que para lxs correntinxs es y fue muy difícil. Cientos de ellxs migran desde hace décadas por no poder tener ni un pedacito de tierra para una huerta, y menos aún, opciones laborales reales. Una plantación de pino de miles de hectáreas, absorbe la humedad y diversidad, pero no absorbe gran cantidad de personas que hoy en día se encuentran desocupadas en una de las provincias más pobres de la Argentina . Esto se evidencia al hacerse viral el relato de una dueña de una plantación de 3 mil hectáreas qué mencionaba que había perdido 30 millones de dólares en una quema, de las cuales daban trabajo a 60 personas. Es decir, ¿A quién conviene este modelo productivo (destructivo)? ¿Es realmente generador de trabajo? ¿Cuáles son las condiciones laborales de estos trabajadores para que exista ese margen de ganancia?

Pero las lágrimas virales de ese audio pronto intentarán ser reparadas por los subsidios y seguros que cobrarán. Sin embargo, ¿El daño ambiental quien lo pagará?¿ Cómo se repararán aquellos ambientes conformados por bosques y pastizales? Sin duda, la ausencia de postura política se evidencia en este aspecto. Porque, si bien la emergencia fue declarada, esos recursos llegaran a los grandes productores.

La respuesta a dicho audio de una mujer llorando por perder 30 millones de dólares no se hizo esperar. Los campesinos e indígenas que desde hace años vienen padeciendo estos modelos productivos sobre el Taragui ya habían alertado de esto. Las palabras sentidas de Juanita ejemplifican esto: “Así como esa señora  el otro día en ese audio lloraba porque perdió 30 años de trabajo, yo hace 30 años que estoy llorando y sangrando por dentro. Porque yo vi cuando empezaron las topadoras a tirar nuestros montes nativos. Soy de San Miguel (Corrientes), estamos rodeados de  monocultivo y fue eso lo que chupo toda el agua del Ibera, y van a seguir chupándola porque solo les interesa el dinero. Voy a cumplir 59 años y viví y me crié en el campo y lo más adorado que tenemos es  nuestra tierra, y tenemos que empezar a enseñarle a los niños a cuidarla, porque es la única manera que tenemos de lograr torcer esto, a esta miseria humana que les interesa solo el dinero”

Corrientes vive un momento histórico para cambiar su forma de vincularse con el ambiente, de dejar de ver al Taraguï como fuente de “recursos naturales” y comenzar a verlo como un ambiente sagrado,  cargado de biodiversidad donde todo convive armónicamente.

Esta Tierra sin mal está diciendo basta, es momento de escucharla.