Si reprimen y controlan la pandemia, lo van a celebrar como un triunfo de su dinámica represiva.
Si reprimen y no controlan la pandemia, van a proclamar que fracasaron por no haber reprimido lo suficiente.
Ergo, controlando y no controlando la pandemia, el aparato represivo (el poder, los poderosos) va (van) a encontrar la excusa perfecta para potenciarse y radicalizarse.
Una vez más nos han rodeado la manzana.
El aparato represivo nunca pierde.
O al menos, nunca concibe como posible, la enunciación/verbalización de sus fracasos operativos, el reconocimiento explícito de su proceder deficiente.
Se legitima (felicita) a sí mismo en cualquier circunstancia y ante cualquier resultado.
Su desfachatez totalitaria es irritante; su pretensa infalibilidad, algo tan repulsivo como voluble; su originalidad metodológica, nula pero eficaz (básicamente, actúan así desde siempre).
En el año 380 d.c., Teodosio I, a través del Edicto de Tesalónica, consagra al cristianismo como religión oficial y única del Imperio Romano, prohibiendo, en paralelo, cualquier práctica religiosa asociada al paganismo. Al poco tiempo, en el año 410 d.c. la ciudad de Roma (capital del Imperio) es saqueada brutalmente (y como nunca antes) por el ejército visigodo de Alarico.
Las dudas de los romanos conversos, va de suyo, no tardan en aparecer.
“¿Acaso no estábamos mejor con el politeísmo?”
“¿Acaso con el politeísmo hubiese acontecido, de todas formas, tamaña desgracia?”
“¿Será el saqueo de Alarico una suerte de maldición pagana?”
“¿Será la cruz de Cristo un signo de mal agüero?”
Rápido de reflejos y atento a lo dicho, Agustín de Hipona trata de evitar el éxodo masivo de fieles cristianos romanos enunciando en el “Libro Primero” de su Civitas Dei (La Ciudad de Dios) el siguiente hilo argumental:
a) La devastación de Roma no fue un castigo de los dioses debido al cristianismo.
b) La devastación de Roma sucedió porque los romanos todavía no se habían convertido del todo, porque los romanos no eran todavía “cristianos convencidos”.
c) Las dudas de los romanos conversos hicieron que Roma se torne vulnerable. Las dudas de los romanos conversos hicieron que Roma se encuentre debilitada. La dudas de los romanos conversos facilitaron (tornaron posible) el saqueo de Alarico.
d) El hecho de que Roma no haya sido devastada totalmente y que poco a poco se haya ido recuperando sí es mérito absoluto de la asunción romana de la cristiandad.
Si te va mal es porque no te entregaste a Cristo lo suficiente.
Si te va bien es porque sí lo hiciste.
La culpa nunca es de Cristo.
La culpa nunca es del poder.
La culpa siempre es tuya.
Si reprimen y controlan la pandemia como ellos quieren lo que se viene es un mundo hipervigilado (muchísimo más aún que el mundo actual) con la victoria sobre el coronavirus como principal bastión legitimante.
Si reprimen y no controlan la pandemia como ellos quieren lo que se viene es un mundo hipervigilado (muchísimo más aún que el mundo actual) con la derrota contra el coronavirus y el peligro inminente de nuevas amenazas virósicas como principal bastión legitimante.
Habla el poderoso en la victoria:
“Voy a maximizar todos los dispositivos de control y vigilancia a mi disposición porque de esta manera pudimos contrarrestar la pandemia”.
Habla el poderoso en la derrota:
“Voy a maximizar todos los dispositivos de control y vigilancia a mi disposición así de esta manera no nos vuelve a tomar por sorpresa ninguna pandemia”.
Pase lo que pase lo que se viene es espantoso.
Estemos preparados.
Activemos la resistencia.
Y que quiénes gozan con el microchip y la cámara implantados por la fuerza en el inodoro en el que cagan, sigan aplaudiendo desde sus balcones toda esta mierda irrespirable.
Maxi Postay
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
República Argentina
Marzo de 2020