«Volver al espacio y verlo todo gris, todo ceniza, todo derrumbado. Tirar la única pared en pie, llorar, reír, volver a llorar, abrazarnos y volver a reír. Volver a mirarnos a los ojos, a pensarnos, a reconstruirnos, a levantarnos. Sahumarnos, sanarnos, desearnos una sociedad más justa para todxs. Gracias a todxs los que se acercaron hoy a nuestro espacio e hicieron de nuestra jornada una gran caricia y acompañamiento que hace que nos levantemos con más fuerza que nunca. Es para nosotrxs muy importante y necesario el acompañamiento. Nos encontramos el próximo sábado». Estas palabras de Martina, militante de la APDH-La Matanza, dan cuenta de la secuencia que atravesaron los miembros de este organismo, cuyo referente es Pablo Pimentel, quienes fueron blanco del ataque que extinguió su humilde espacio con el fuego fascista que no que pudo quemar su compromiso con los más vulnerables, por el contrario este se vio fortalecido con el calor que envolvió de solidaridad a sus militantes, este sábado, junto decenas organizaciones populares y vecinos iniciaron la reconstrucción con un simbólico abrazo solidario. (Por Oscar Castelnovo/ Fotos: Martina Ferreri/ APL)
Cómo se sabe, una semana atrás, en Esnaola 3780 San Justo, dos casillas donde la APDH-La Matanza realizaba sus labores solidarias contra la más diversas violencias del Estado: asesinatos policiales, femicidios, persecuciones a los más humildes, desalojos, entre muchas otras, fueron incendiadas intencionalmente. No fue un episodio aislado, lxs compañerxs vienen sufriendo un hostigamiento permanente desde siempre: balacera descargada sobre su sede, amenazas directas de muerte sus militantes, seguimientos ostensibles para meter miedo, exhibición de armas de fuego desde vehículos, destrucción parcial de sus instalaciones, pintadas difamatorias a Pablo Pimentel y hasta una hija del dirigente fue apuntada con un arma de fuego a corta distancia para socavar, mediante el terror, la lucha y la organización que despliegan con encomiable compromiso.
Pero a cada acción represiva siempre lo correspondió una masiva solidaridad. Por caso, el sábado se acordó quienes serán los que van a colaborar en la reconstrucción edilicia en las más diversas tareas y, de ese modo, se sabe, “renace más fuerte lo que se ha quemado”.
A su vez, mujeres indígenas realizaron una ceremonia de «sahumado» y pidieron en ella a la Pachamama energías para emprender el compromiso.
Entre los que se comprometieron, se hallaban sobre el suelo negro y con tufo a carbonizado un concurrida delegación de La Poderosa; Alfredo Grande e Irene Antinori, del Programa «Sueños posibles»; estudiantes de la Tecnicatura en Trabajo Social del Instituto Mariano Etchegaray; Vecinos de Puente 13; Comunidad Multiétnica Tres Ombúes; Juventud del Movimiento Socislista de los Trabajadores, Federación Juvenil Comunista; Asamblea de Vecinos de Lomas del Mirador; Colectivo El Pequeño Grúa; Buen Samaritano del Padre Bachi; Vecinos del Barrio Puerta de Hierro, Frente de Artistas del Oeste, Ctep, Radio Universidad y la Agencia Para la Libertad, que ofreció un Taller de Periodismo para cuando esté lista la nueva sede.
Un improvisado almuerzo a la canasta ensanchó la confraternidad junto al mate, viajero incesante, que en ocasiones llegaba de manos desconocidas y cálidas.
Con esa humildad que todos conocen, Pablo Pimente habló en distintos momentos de la jornada, sumándose como uno más a la ronda: «Siempre recibimos apoyo de todos lados, sin duda es un desafío permanente que nos pone la vida ante estos hechos. Esto va a ser un renacer muy fuerte. Jamás hay dejar de luchar, y si la naturaleza nos llama, si debemos partir, quedarán todos los que siguen con la misma fuerza y la esperanza de cambiar este mundo. Si uno hace una vista panorámica vemos mucha juventud. Ésta no se expresa solo por el físico sino también por las ideas. Seguimos teniendo la rebeldía de siempre. El próximo lunes estaremos atendiendo los casos que nuestros vecinos, nuestro pueblo, necesite. Estamos muy agradecidos por tanta solidaridad. Nos alegra el corazón que hoy nos acompañen a la reconstrucción tantas manos rebeldes».