Myriam

(Por Oscar Castelnovo/ APL) Las derrotas axiológicas, como la que hoy vive el mundo, suceden cuando las clases subyugadas asumen como propios los valores de la clase hegemónica, los vencedores. Por caso, en la Argentina ya en los 90, obreros de Entel aplaudieron la privatización de la empresa estatal que no era deficitaria. Más tarde, En Rosario, unos 50 vecinos del barrio Azcuénaga esparcieron  la masa encefálica, a patadas, de David Moreira (18) sobre el asfalto, dizque por robar la cartera de una señora. Las muertes por gatillo fácil o tortura ya superan los 9000 casos en el país, en el período llamado democrático. En Escobar, el carnicero Oyarzún -en la doble virtualidad del término- fue declarado inocente, por un jurado popular, tras embestir la moto de Brian González quien le había robado $5000 y luego rematarlo a palazos cuando el joven ya  agonizaba. Una parte del pueblo celebra cuando un muchacho moreno y pobre, es fusilado por cualquier fuerza de Seguridad, haya o no haya robado. Puede apreciarse -sin esfuerzos- la sustitución de valores. Claramente, puede verse la derrota axiológica. También en el voto popular puede verse el apoyo, de una parte del pueblo, a sus propios sepultureros o hambreadores.

Generalmente, estas derrotas cierran un ciclo y solo se puede resistir, no hay fuerzas para ninguna ofensiva. Pero es decisiva la resistencia porque sobre cada ladrillo rebelde se crea el camino para avanzar en el futuro.

Mujer, talentosa y valiente

Una mujer, talentosa y valiente, lo tiene más que claro y así hace lo que dice. Esta mujer sabe lo que es la pobreza. Nació en una familia de inmigrantes alemanes en Timote, provincia de Buenos Aires. En los actos escolares la hacían actuar de sirvienta para estar acorde con la realidad. Para estudiar derecho en la UBA se mudó a Buenos Aires. Desde los 100 barrios porteños iba caminando a la Facultad de Derecho al tiempo que variaba su menú entre arroz y fideos. ¿Y para qué estudió abogacía? Para defender a los trabajadorxs, para desplegar, por caso, la solidaridad desde el Ceprodh,  luego, desde el colectivo Justicia ya!! Tomó diversas causas contra genocidas de lesa humanidad. Por caso, en una de las tantas causas populares donde litigó ad honoren- se hizo cargo de representar al compañero Jorge Julio López, desaparecido por las fuerzas del Estado por segunda vez en 2006. Podía haberlo hecho en los lóbregos pasillos de Tribunales solamente. Pero un fuego interior la hizo ir mucho más allá. Desafiante, se presentaba ante todo el mundo: «Soy Myriam Bregman , abogada de Jorge Julio López». Uno de los desafiados era nada menos que el represor de la dictadura Miguel Etchecolatz, genocida que estaba preso por innumerables crímenes de lesa humanidad, pero tenía poder para ordenar desapariciones desde la cárcel. Otro de los desafiados, un tanto imbécil pero peligroso, ya que dirigió a las fuerzas de Seguridad durante largo tiempo durante los gobiernos peronistas-kirchneristas, fue Aníbal Fernández. Mientras Myriam  y otros compañerxs buscaban a López, Fernández se burlaba del dolor. «Tal vez está tomando el té en la casa de su tía», lanzo uno de los  responsables políticos del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, entre otros miles de crímenes a su cuenta y cargo.

A la vez, mientras el kirchnerismo-peronismo infiltraba miles de espías en organizaciones populares, como lo hizo con el policía federal Américo Balbuena en la Agencia de Noticias Rodolfo Walsh, Familiares de Cromañón, Fuba, Partido Obrero, PTS, La Alameda y tantas otras, Myriam Bregman era la abogada de los perjudicados, ad honorem, durante 10 años. Luego se agregarían a la acusación al agente Balbuena, Matías Aufieri y la querida Liliana Mazea. Una mayoría opinaba que era un trabajo en vano, que nunca iba a existir una condena. «Son todas macanas-  dijo Fernández, nuestro Gobierno no infiltra organizaciones populares».

Pero la muchacha de apariencia frágil volvió a sentir el fuego interno y siguió con empeño junto a otrxs bogas del pueblo. Y  lo lograron. El juez Daniel Rafecas condenó a Balbuena, se podría argumentar que no fue en cana, es cierto. Pero no existía una figura en ningún Código que sentencie con prisión, al espionaje a organizaciones populares. Cabe destacar que, hasta hoy -incluso luego de la condena de Rafecas- el kirchnerismo-peronismo sigue negando la existencia del espionaje al pueblo. Lo cierto es que Mauricio Macri infiltró a los familiares de los submarinistas muertos en el fondo del mar y hasta a su propia familia. Todos los gobiernos infiltran a los pueblos que luchan contra el despojo que regentean.

Las fuerzas de Seguridad, durante los gobiernos kirchneristas y macristas fueron autoras de miles, miles y miles de asesinatos de pibxs por gatillo fácil y torturas. Hechos denunciados por Correpi, Pérez Esquivel, Marcha Nacional, Resistiendo, Comisión Provincial por la Memoria, Gremial de Abogados y Nora Cortiñas, entre tantos otros. Junto a ellos estuvo Myriam.

Juramento

“Por los 30.000 detenidos desaparecidos, por los desaparecidos bajo gobiernos, constitucionales, por la lucha de las mujeres y la diversidad, por los pueblos que enfrentan la destrucción del planeta, por los trabajadores y trabajadoras que se organizan para terminar con la barbarie capitalista. Porque no puede haber verdadera libertad sin terminar con la explotación y con la opresión”, tal fue el juramento de Myriam -así la llama el pueblo- cuando asumió como diputada nacional. Y cumplió con creces. Presos políticos, y trabajadores de Zanón, Brukman, Lear, Mádigraf, entre decenas de fábricas en lucha, lo pueden confirmar.

El feminismo es un tema esencial en la pelea de esta muchacha socialista. Alrededor de 30 mujeres por mes son víctimas de femicidios anunciados y los gobiernos hacen la plancha y no toman las medidas requeridas. Allí estará ella para denunciar lo que muchos omiten.

También fue ella la que echó luz sobre el Proyecto X, una unidad especial de la Gendarmería Nacional Argentina que contaba con una base de datos​ creada en el año 2002 y actualizada en el año 2006.​ En octubre de 2017 se reveló que el proyecto no había sido desmantelado y estaba siendo utilizado para espiar a la familia de Santiago Maldonado.

Cabe recordar, cual fue el bautismo de fuego de la Gendarmería Nacional Argentina: La masacre de Rincón Bomba, un ataque y matanza planificada iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo Pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa (actual provincia de Formosa).

A los que continuaron con este espíritu, se enfrentó la muchacha rubia, de apariencia frágil, orgullosamente socialista.

Entre sus enemigos se halla el Fondo Monetario Internacional, empobrecedor serial de los pueblos del mundo. Myriam jamás dejó de reclamar el no pago de una deuda fraudulenta que, encima, se fugaron los grupos cebados en riqueza y poder pero paga al pueblo con los acuerdos amainados por los representantes del FMI en la Argentina y la vez candidatos.

Es necesario resaltar su firmeza junto al pueblo palestino, denunciando al genocida y sionista Estado de Israel.

Así, en el primer debate presidencial realmente se lució esta muchacha, entre tanta propuesta de pobreza y punitivismo. Y otra vez se enfrentó a los poderosos frente a los cuáles exhibió ingenio y hasta humor. Al autodenominado «León», lo llamó «gatito mimoso» de los poderosos que defiende este soldado de Margaret Thatcher y Domingo Cavallo, ambos cultores del neoliberalismo que llevo su fracaso por dónde quiera que haya pasado.

Contrariamente a sus contrincantes, de posición tan holgada, como diputada Myriam gana el salario de una docente y el resto lo dona a  las luchas, como todxs los legisladorxs del FIT. Puede comprobarse en los registros confeccionados a tal efecto.

Victorias y derrotas

Entonces, ¿por qué votar a Myriam si no está entre los presidenciables? Porque tenemos valores  que en ella no claudican. Porque no renunciaremos a esos, nuestros valores, bajo ninguna circunstancia.

Porque Myriam aprendió con Saramago que la victoria tiene algo de negativo: Nunca es definitiva. Y la derrota tiene algo de positivo: Jamás es definitiva. Por eso.