Las condiciones en las que se encuentran nuestras compañeras detenidas son insostenibles. No queremos que otra vez en nuestro nombre se sostengan retóricas de un punitivismo que nos termine condenando a más encierro y aislamiento. Las cárceles de nuestro país son bombas de tiempo que ya empezaron a detonar. El nivel de hacinamiento y superpoblación se agravó exponencialmente en los últimos cuatro años con la supuesta “guerra al narcotráfico”, que sirvió para hacer de los penales un depósito de mujeres, travestis, trans y pibxs usades como “mulas”, criminalizadxs por la pobreza y por el racismo. La cárcel es una máquina que produce y reproduce crueldad, un sistema de castigo inadmisible, un espacio para la práctica de la tortura que es festejado con cacerolas y fogoneado por los medios de comunicación, propagando el miedo en una coyuntura de incertidumbre para todes. (Sigue en el link de más abajo).
En el año 2015 la población privada de libertad era de 72.000 personas, hoy la cifra supera los 100.000. El 69 % está en el Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires (SPB). De este porcentaje, el 48% tiene prisión preventiva, o sea no tienen condenas firmes y la mayoría de los delitos se cometieron por razones de supervivencia. Esta situación en el caso de las mujeres llega al 60%.
Venimos denunciando desde hace tiempo el colapso del sistema penitenciario que se traduce, entre otras cosas, en una pésima atención sanitaria para las personas privadas de libertad, muchas veces abandonadas y condenadas a morir. En contexto del COVID-19 todo se agrava y la pandemia exige medidas urgentes dentro de los penales para evitar un desastre humanitario, ya que son un caldo de cultivo para la propagación del virus. La privación de libertad no debe obturar los derechos garantizados por la Constitución Nacional.
Exigimos al poder judicial la morigeración de la pena, el arresto domiciliario y la excarcelación para todas las mujeres, lesbianas, travestis, trans, y para quienes están privades de libertad por delitos levesvinculados con la pobreza, que ya están prontas a cumplir su condena; las que cuentan con salidas transitorias; también aquellas que están en riesgo por sus condiciones de salud; mujeres que tienen a cargo niñes o adolescentes y/o adultos mayores; personas gestantes que están embarazades o privades de su libertad con sus niñes; mujeres, trans y travestis con prisión preventiva cuyas vidas están en riesgo por las condiciones de hacinamiento.
Muchas de nuestres compañeres privades de libertad han sufrido, previamente al encierro un historial de violencias en sus cuerpos que se derramó sobre sus vidas con la cara de un tío, un padre, un abuelo, un marido abusador del que han intentado escapar toda la vida. Una vez en el encierro esa violencia se refuerza por parte del Estado.
Por eso exigimos que ninguna víctima de estos circuitos de violencia sea abandonada a la indiferencia social. No queremos esto del mismo modo que no soportamos más este sistema de castigo porque sabemos que el encierro no es una solución. Necesitamos crear alternativas posibles para materializar nuevas formas de justicia. Invitamos a trascender los debates instalados en la coyuntura, todxs somos responsables de que estos centros de exterminio sigan intactos y es urgente que una vez que esta ola pase, porque va a pasar, sigamos entendiendo la profundidad que los transfeminismos podemos aportar a esta problemática.
Es necesario, y lo sabemos antes de la pandemia, crear nuevas formas de justicia porque ya no toleramos esta justicia injusta, capitalista y patriarcal. Que el árbol no nos tape el bosque, el punitivismo nunca es una solución, es pura demagogia oportunista.
#BastaDeJusticiaPatriarcal #LaCárcelNoEsUnLugarParaVivir #TodxPresxEsPoliticx #NiunaMenos #VivasLibresyDesendeudadasNosQueremos #LaDeudaEsConNosotres
Firmas: YoNoFui / NiUnaMenos / Las Mostras-Cooperativa Esquina Libertad / Asamblea Popular Feminista