No es desde la melancolía ni de la tristeza. Tampoco es desde la tozuda insistencia sin sentido. Simplemente es desde la no indiferencia a una realidad que humilla y provoca el asombro menos pensado… menos deseado. Por eso, esta noche, más convencido que nunca, vuelvo a ENFETELA en Santiago de Chile con mis «PALABRAS ANDANTES» y toda su carga, solo para recordar que aún hoy en el siglo XXI HAY NiÑOS EN LA CALLE.