Por su parte, la ministra – quien dedicó gran parte de su vida a involucionar de izquierda a derecha con prisa pero sin pausas- mantiene un silencio cómplice con los peticionantes y – se sabe- el que calla otorga. Su deber es prevenir los delitos, no alentarlos. Como se recordará, durante su gestión en 2001, al frente de la cartera de Trabajo, bajo el mando de Domingo Cavallo, Bullrich Pueyrredón rebajó sueldos, jubilaciones y asignaciones familiares, en un 13 por ciento y aún hoy sigue defendiendo aquella medida.
En la reciente puja electoral, Macri hizo del “Cambio” la bandera de su campaña vacía de contenidos. Como puede apreciarse – sin esfuerzos- Bullrich Pueyrredón, entre muchos otros, expresa el pasado que laceró a millones de argentinos. Experta en acomodarse en el poder, sin embargo, la ministra no podrá reunir el derecho con la esclavitud por ser concluyentemente contradictorios. No es que ella lo ignore, solo que la ética no ha sido su fuerte a lo largo de su oprobiosa actuación política.
Macri gobierna a decretazo limpio y hoy se siente fuerte para generar más pobreza en beneficio de los grupos económicos que lo sostienen. Pero, los dirigentes de Cambiemos deberían saber que el poder y la impunidad no son eternos. “Lo único inmutable en el universo, es el cambio”, dijo Heráclito de Efeso hace más de 2.500 años. La sentencia incluye también a la Alianza Cambiemos, a sus Ceos, a sus funcionarios ex dictadura militar y a sus ministros esclavistas.