Como es de público conocimiento, la Fundación Sara María Furman, propietaria de Teleférico Cerro Otto, que se dedica a obras de bien tal cual lo dejara plasmado en el estatuto de su creación Don Boris Furman, mentor de estas obras. Dentro de ellas se encuentran, por mencionar solo algunas, las millonarias donaciones a la Asociación Cooperadora del Hospital Público y a las entidades de la comunidad judeo argentina de Buenos Aires Le Dor Vador y Asoc. Civil Ory, pero también obras de gran significado social en Santa Fe, provincia natal de Furman.
Entre ellas la Panificadora Solidaria que supo funcionar en el barrio Santa Rosa de Lima, desde 1998 hasta 2000, año en que debió cerrar sus puertas a raíz de las grandes inundaciones que devastaron zonas de esa provincia, época en la que elaboraba y entregaba 1200 kg de pan diariamente a familias sin recursos, y que luego pudo reabrirse.
Ubicada en el mismo edificio de antaño totalmente remozado, en Vera y Lamadrid, el 13 de abril de 2007 la Panificadora solidaria comenzó a hornear pan nuevamente a través de seis operarios, entre ellos desocupados y personas en conflicto con la ley que gozaban del beneficio de salidas laborales, lo que se convirtió en un símbolo de cómo el trabajo brinda la posibilidad de la reinserción laboral y más aún, devuelve la dignidad a los seres humanos.
En esa primera etapa, la Panificadora elaboraba diariamente cerca de 500 kilos de pan que eran destinados a comedores comunitarios de Santa Fe, para lo cual la Fundación Sara María Furman cedió en calidad de comodato gratuito al Instituto Autárquico de Industrias Penitenciarias de Santa Fe las instalaciones, el mobiliario, las herramientas y la maquinaria necesaria para dicha tarea. Transcurridos los años comenzó también a elaborar pan a precios diferenciados para sectores de escasos recursos y una gran variedad de panificados.
La obra fue realizada íntegramente por internos detenidos en la cárcel de Las Flores, quienes, a su vez, realizarán el curso de panadería para integrar este nuevo equipo de trabajo, y es sólo el comienzo de una obra que aspira a más ampliaciones: En una segunda etapa, se pretende construir una sala de elaboración propia y una fábrica de pastas.
En los primeros meses la sucursal será abastecida por La Sarita, la panadería madre del barrio Santa Rosa de Lima, donde actualmente se capacitan en ventas a las 3 personas que atenderán La Sarita del Norte.
El espíritu de Boris Furman
Con el mismo espíritu que Don Boris Furman planificó esa primera Panificadora Solidaria, este proyecto es igual de ambicioso. Cuando comience la construcción de la segunda etapa, es intención producir 150 kilogramos de pan y 250 facturas diarias, que además de la venta al público a bajo costo, también se destinarán a comedores comunitarios de la ciudad. En el mediano plazo, el objetivo es llegar a los 700 kilogramos para abastecer también a las unidades penitenciarias provinciales y otros efectores públicos.
La Sarita del Norte también ansía concretar la construcción de un depósito y unidades habitacionales para los chicos que salen en libertad del penal y que a veces tienen problemas en sus propios barrios y es intención también capacitar y brindar trabajo a aproximadamente 40 de ellos.
Con ambos locales de venta, la Panadería Furman amplía el público destinatario para el pan a bajo costo: los comedores comunitarios de la ciudad, los que posean la tarjeta única de ciudadanía y los vecinos de ambos barrios y zonas aledañas que pueden adquirirlo a $ 10 el kilo.
“Entre tantas malas noticias, ésta es una muy buena”, dijo esta Edgardo Veliz, presidente de la Fundación Sara María Furman. El empresario de San Carlos de Bariloche quien llegó a Santa Fe junto a Oscar Borrelli, vicepresidente de la entidad, en una fuerte apuesta a la inclusión social. “Es un honor y un orgullo para el Consejo de Administración de la Fundación Sara María Furman, comprobar que cada uno de los principios de solidaridad y esfuerzo legados por Don Boris Furman, siguen siendo ejemplo de que la voluntad lo hace todo posible”, aseguró Borrelli.
Prensa Teleférico Cerro Otto – Fundación Sara María Furman