El fiscal reveló que los policías pasaron por el lugar en una moto particular, lo que lleva a sospechar que no estaban cumpliendo un operativo oficial y para colmo, se dieron a la fuga luego del disparo mortal y no dieron el alerta cuando llegaron a la seccional donde cumplen funciones. Por esas razones, el padre de Nahuel le dijo a este diario que “no es de dudar la injusticia que han cometido con mi hijo y deben pagar porque han destrozado a una familia inocente”. Con una mezcla de dolor e indignación, el hombre sostuvo que “hay testigos del barrio que pueden contar lo que ha pasado y por eso vinieron ayer (por el domingo) a meter miedo”. Los vecinos del barrio Solidaridad, marcharon anoche por las calles del barrio, hasta llegar a la sede policial, para reclamar justicia por el asesinato de Nahuel y para repudiar la represión del fin de semana.
“Han salido a decir por ahí, los mismos policías, que mi hijo andaba robando una moto, pero eso es mentira, porque somos una familia de trabajadores. Es una mentira de esos sinvergüezas y esto se tiene que terminar porque no queremos más una policía llena de delincuentes con máscara”. Mamerto Salvatierra resaltó que “esto se tiene que acabar en todo el país, porque ya no se puede aguantar más: los policías no vienen al barrio para apaciguar a los jóvenes como andan diciendo, vienen para insultarlos, para lastimarlos, para matarlos, como hicieron con mi hijo”.
El padre de Nahuel denunció que “no pueden darle un arma a un violento, a un adicto, pero lo que pasó no va a quedar así porque no nos van a callar, todo el barrio salió a pedir justicia porque hay autores del crimen, pero también hay responsables que están en el gobierno, porque la policía depende del gobierno”. El diálogo telefónico con PáginaI12, fue posible gracias a la amabilidad de Soledad Romero, una vecina del barrio que trató de salvarle la vida a Nahuel, luego de verlo caer en la calle, herido de gravedad. “Lo vi temblar, tirado en el piso, y pensé que esa bala que lo mató podría haber sido para cualquiera de mis seis hijos, a los que estoy criando sola, trabajando como cocinera”.
Soledad sostuvo que el domingo, desde la una de la tarde, los chicos del barrio, incluso de algunas zonas vecinas que tienen “cierta rivalidad por el fútbol y que se pelean por tonteras”, se habían juntado para construir una gruta en memoria de Nahuel. Pasadas las siete de la tarde, en medio de la oscuridad por “desde hace varios días, después del crimen de Nahuel, nos cortaron la luz, porque a los policías que están detenidos se los pudo identificar gracias a una cámara de seguridad”. Comentó que “aprovechando esa oscuridad provocada, entraron al barrio los móviles de la Infantería y de la comisaría local, que interrumpieron un partido de fútbol solidario organizado por los changos en una canchita del barrio y empezó una represión brutal, con golpes, corridas y balas de goma”.
La mujer precisó que el operativo se hizo “en cuatro manzanas del barrio, justo en el lugar donde asesinaron a Nahuel, seguramente para asustar a los testigos que vieron todo y que saben bien lo que pasó el miércoles”. Según Soledad, al igual que otros vecinos que hicieron declaraciones a distintos medios de Salta, la represión policial “no sólo se concentró en los pibes, sino que se metieron en un montón de casas, donde rompieron muebles, ventanas, incluso en una vivienda en la que vive un chico discapacitado; fue una noche de terror la que vivimos”.
La vecina dijo que ella y uno de sus hijos, de 14 años, fueron agredidos “por personal femenino de la policía, que nos tiraron varios disparos de balas de goma, creo, y no nos pegaron de casualidad nomás”. La mujer describió lo ocurrido “como si fuera una emboscada, algo traicionero, lleno de odio con los chicos, algo que nunca habíamos visto”. Soledad lamentó que haya ocurrido “semejante cosa, cuando todos los chicos, incluso los que tienen rivalidad entre ellos, se habían juntado para homenajear a Nahuel y para hacer las paces, como amigos, como changos que son”.