(PSTU)Finalmente, luego de 4 años y 4 meses de persecución (y de ellos casi dos de prisión), luego de que le fueran negados todos los pedidos de excarcelación y permisos laborales y de estudio posibles, Sebastián Romero recuperó su libertad, mediante un juicio abreviado en el que se lo condenó a 3 años de prisión efectiva, garantizando la libertad inmediata.
El mismo juez que condenó a Daniel Ruiz y Cesar Arakaki, ahora condenó a Sebastián, reafirmando su carácter de funcionario de los ricos y poderosos, que son los que hicieron y hacen uso del Código Penal. Así como no nos sorprendió la condena a Cesar y a Daniel, no era posible esperar que un juicio oral y público contra Sebastián tuviera otro final, ya que no solo se trataba del mismo juez, sino también de los mismos Fiscales y los mismos testigos. No había ninguna garantía de un Juicio justo, esperarlo solo retrasaría su libertad y que pueda sumarse físicamente a la pelea por la libertad de todos los presos por luchar todas las peleas de la clase trabajadora. Por eso, esa condena que era cantada y que ya cumplimos en los hechos, la vamos a apelar en Casación, como la condena a Daniel Ruiz y Cesar Arakaki y, seguiremos reclamando con la movilización.
Para nosotros estar fuera de las garras del Estado a como dé lugar, es lo primordial, por eso defendemos no presentarse si hay posibilidad de quedar encarcelado y, en caso de estarlo, utilizar todos los caminos posibles para garantizar la libertad.
Esta Justicia al servicio de los ricos y poderosos no tiene ninguna autoridad para juzgarnos, porque lo que ellos condenan, es lo que a nosotros nos enorgullece: ser parte de la primera línea de la pelea de la clase trabajadora contra este sistema de explotación y opresión y defendernos de la represión con lo que tenemos a mano. Nos acusan de “violentos” cuando son ellos los que condenan al pueblo trabajador a la violencia del hambre y la miseria.
Tal es la doble vara de la Justicia que mientras Pepín Rodríguez Simón (uno de los acusados de armar causas para perseguir mediante la “mesa judicial” del gobierno de Macri) está prófugo sin ninguna consecuencia, Sebastián tuvo orden de captura de Interpol durante dos años. Mientras los responsables de asesinatos a luchadores populares como, por ejemplo, los de Fuentealba siguen impunes, Milagro Sala sigue presa hace más de 6 años, y los detenidos por la movilización contra el FMI son encarcelados en Penales de máxima seguridad.
La persecución desatada sobre Sebastián, Daniel y nuestro partido tiene pocos precedentes en los últimos años en el país: pusieron precio a la cabeza de Sebastián, aun mayor que el de los genocidas prófugos, allanaron casas de compañeros, Daniel Ruiz estuvo trece meses preso en un penal de máxima seguridad en una prisión preventiva sin justificación legal, como forma extorsiva para obtener la cabeza de Sebastián; fuimos perseguidos y espiados “legalmente” (como figura en las causas) e ilegalmente, como se puede ver en la mega causa contra la AFI. Todo eso con el objetivo de aleccionar y amedrentar al conjunto de los luchadores y luchadoras. Pero se equivocaron, acá estamos, con más convicción que nunca de que para los trabajadores y trabajadoras la lucha es el único camino, y con más que cobrarnos cuando llegue el momento.
Hoy festejamos. Recuperamos un soldado de la clase obrera para nuestra trinchera y para la pelea que tenemos planteada en la actualidad frente a la escalada represiva y anti piquetera al servicio de los planes del FMI: liberar a todos los presos por luchar y frenar el avance en la criminalización de la protesta social y coordinar por la libertad de los presos políticos en todo el mundo.