(Por Oscar Castelnovo y Chenka Nómade/APL) El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, encabezó días atrás un operativo por la muerte de dos gendarmes. Con decisión, exhibió un fusil largo en mano como si fuera un policía más en la investigación. Sin embargo, hace seis años, precisamente el 13 de junio de 2014, el médico militar Berni era secretario de Justicia de la Nación y formó parte de la trama de encubrimiento ante el fusilamiento del joven Andrés García Campoy a mano de los gendarmes Maximiliano Alfonso Cruz y Corazón de Jesús Velázquez que se hallan libres de culpa y cargo, al tiempo que arguyen la absurda teoría del «suicidio». Con claridad, Mónica -mamá de Andrés- recuerda los hechos en el siguiente diálogo con esta Agencia. La luchadora mendocina, quien milita en la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, manifestó que no cree en los jueces, reclamó Justicia de verdad, recordó trazos esenciales de la vida de Andrés, definió que lucha para que «no maten más a nuestrxs jóvenes» y narró los diálogos que aún hoy mantiene con su hijo.
Si bien la coartada de los gendarmes fue aducir que Andrés se había quitado la vida con una Winchester. La autopsia postmuerte indica que nunca pudo haberse suicidado con ese arma, porque es alta y hay que agarrarla con las dos manos. Mucho menos por el lugar donde entró la bala. Al respecto, Mónica detalló: “Andrés tenía una carabina de colección que era de mi papá, que se lo había regalado su abuelo, era una Winchester del año 1890. Por supuesto que no funcionaba y estaba arrumbada, me había comentado que la quería vender, a lo que le dije que sí, que no había problemas. Sus asesinos dijeron que él se había suicidado con esta arma”.
La connivencia de las fuerzas de seguridad con el Poder Judicial mantuvo cajoneada la causa durante años y a los gendarmes libres en continuidad de servicio en Campo de Mayo y Jesús María. Mónica relató cómo sucedió todo: “Andrés vino a San Luis el 7 de junio a visitarme en su auto con el carnet de conducir renovado y el seguro al día. Tras su visita, regresó feliz a Mendoza y dijo que tenía programado venir de nuevo el 13 de junio a pasar unos días y el 20 de julio, el día del amigo, para irse con todos sus compañeros de secundaria a San Francisco del Monte. El viernes 13 de junio se dirigía por la ruta 7 de Luján de Cuyo a la altura de la destilería donde hay un control de gendarmería, allí lo detienen y luego aparece muerto con un tiro casi en la nuca. La ambulancia tardó más de 40 minutos en venir porque la llamaron cuando Andrés ya había fallecido. Nunca dijeron a los médicos que tenía un tiro”.
«FALTA DE MÉRITO»
El juez Walter Bento dejó libre a dos asesinos bajo una coartada falsa desde donde se la mire, una persona que se suicida no paga el día anterior la cuota de la Facultad. Así, Mónica afirma que: “Cuando llega el fiscal al lugar, Jorge Calle, se da cuenta de lo ocurrido y caratula la causa como homicidio agravado por fuerzas de seguridad donde están implicado los gendarmes Maximiliano Alfonso Cruz y Corazón de Jesús Velázquez. La causa pasa al Juez Federal Walter Bento y éste los deja libres por falta de mérito, siempre estuvo a favor de los gendarmes. ¿A quién se le ocurre dejar libres a dos acusados de homicidio agravado?”
Cada una de las pericias desmiente la coartada, no había sangre dentro del auto, sólo marcas de arrastre, es decir, a Andrés lo arrastran y lo colocan dentro del vehículo.”La pericia post psicológica realizada por la licenciada Marta Mulat concluye que mi hijo nunca se habría quitado la vida. Ocultaron el caso durante mucho tiempo”, sostuvo la madre de Andrés.
El gatillo fácil es una política de estado, cuando arranca una vida se arrastra toda una familia a la tristeza de saber que ése hijo amado ya no va a volver. Lo que no podrán arrebatar son los recuerdos hondos, que perduran en el alma: «Andrés nació en el hospital Español de Mendoza. Cuando cumplió los 9 años nos vinimos a vivir a San Luis. El era un chico alegre, muy servicial y respetuoso. No le costó nada adaptarse, hizo primaria y secundaria sin problemas. Cuando se recibió de la secundaria se fue a vivir a la casa de su abuela materna para estudiar Licenciatura en Higiene y Seguridad Industrial en la Universidad Aconcagua de Mendoza, carrera que estaba cursando al momento de su asesinato”, narró Mónica.
Andrés había planeado su futuro y estaba aferrado a la vida, Mónica contó cómo era la personalidad de su hijo: “Era un estudiante, un ser tan especial, alegre, divertido, era carismático. Siempre tan servicial. Le gustaba la naturaleza, salir con sus amigos al campo hacer asado. Nunca fue un chico problemático. No tenía vicios, le gustaba mucho leer. Era muy estudioso, le interesaba la historia y la tecnología. Andrés fue mi hijo mayor, concebido después de 4 años de casada. Era único nieto y sobrino ¡imagínate con qué cariño y ansiedad lo esperamos! Cuando nació, sus abuelos y tíos lo mimaron mucho, creció con amor y valores y mucho cuidado de su familia”.
RECUERDOS
Cuando el horror y la injusticia tocan a la puerta, muchos familiares se entristecen y paralizan por tanto, otrxs movilizan las fuerzas que nunca creyeron tener y en ese camino van conociendo personas con la misma lucha. Respecto de este proceso, Mónica recuerda que: “Después de tanto tiempo de estar oculto el caso, yo estaba muy sola, no había organización ni nada. Cuando ocurrió lo de Santiago Maldonado empecé a pedir ayuda a través del Messenger, escribía mañana, tarde y noche. Así fueron mis primeros comienzos, donde hubo mucha gente que me ayudó a compartir el caso de mi hijo. Gente hermosa que hasta ahora perduran, jóvenes de la edad de Andrés que me decían donde tenía que ir”.
Cuando se trata de Gatillo Fácil, el concepto de «Justicia» toma un tinte muy personal, pero la lucha junto a otrxs familiares va haciendo esta carga más colectiva ya que las frustraciones y encubrimiento que impone el sistema judicial están para quebrar la voluntad y frustrar a la familia. Sobre el tema, Mónica refirió que: “Llegué a Correpi después a Celpi (Colectivo en Lucha por los Pibes) en Mendoza. También a gente como ustedes quienes me ayudaron a hacer notas. Encontré en Mendoza a mamás que también la policía les habían matado a sus hijos, como el caso de Viviana Espina. Conocí gente que en el camino me iba ayudando, medios alternativos que difundieron el caso de Andrés, personas que compartieron con amor la historia de mi hijo por las redes. Ya han pasado 6 años y nunca tuve justicia, no creo en la Justicia. Recuerdo que en aquel momento estaba Sergio Berni como Ministro de Seguridad y no hizo nada, al contrario le dio más poder a las fuerzas de seguridad. Y ahora ¿qué hacen? Ponen más policía y gendarmería en los barrios humildes con el argumento de la pandemia y así torturan y persiguen a los chicos. ¿Por qué no ponen a médicos o servicio social? Gente estudiada para hacer este trabajo. Siempre policías. ¿Qué saben ellos?”.
Ante el silenciamiento de las autoridades judiciales por los asesinos de Andrés, Mónica sigue luchando para que su caso salga a la luz y mantiene viva la memoria de su hijo en los pensamientos cotidianos. Así, revela que: “Todos los días hablo con él para que me guíe. Le cuento que lo amo y lo orgullosa que estaba, cuánto lo extraño. Esas charlas de café de por medio quedándonos hasta la madrugada. Las risas. Él contándome de los planes que tenía. Los consejos que una madre le da a su hijo, esas charlas que eran seguidas, cuanto se extraña. Éramos muy compinches. Claro que hablo con él. ¿Quién no habla con sus seres queridos que han partido? Sí, hablo con él, apenas me levanto lo siento y lo pienso. Le cuento de nuestra lucha por todos los pibes y las pibas, que peleamos para que no los sigan matando y puedo ver su alegría, su aprobación, su sonrisa y hasta puedo sentir el abrigo de su abrazo».