Hermanos Wichís con estudiantes secundarios del colegio Pueyrredón

(Texto y fotos: Juan Cicale/APL) Los hermanos Wichís se reunieron con un numeroso grupo de alumnos de tercer año y algunos docentes del Colegio Juan Martín de Pueyrredón de la Ciudad de Buenos Aires, recientemente, con el fin de compartir sus opiniones en relación a sus reclamos, luego de llegar caminando desde Tartagal, provincia de Salta. Vinieron con la intención de que los reciba el presidente, no lo lograron. Se llevan otros logros.

Un profesor explicó que la visita traía la inquietud de conocer más sobre la comunidad Wichí, ya que los alumnos están estudiando indigenismo.

Transcribimos el intercambio que se dio a lo largo de todo el encuentro.

-Alumno: ¿Cómo y dónde viven?

-Wichi: Vivimos en nuestras tierras. Todo lo logramos por el esfuerzo de nuestros abuelos, nosotros seguimos sus pasos.

Tenemos grandes problemas en la provincia de Salta. Salen partidas de fondos para la comunidad que nunca recibimos. Otro ejemplo, nos otorgan tanques de agua de 1000 litros y llegan de 400 litros.

-A: ¿Cuál es la situación de las tierras que habitan?

-W: Hay una ley, la 26160 de propiedad sobre la tierra, la renuevan cada cuatro años, no tenemos ley definitiva. Pero igual tenemos que resistir los desalojos, que son frecuentes. Hay jueces que no nos respetan, y favorecen a las empresas que quieren apropiarse de nuestras tierras.

-A: ¿Por qué les llaman Wichí?

-W: Wichí quiere decir gente, y gente somos todos. Nosotros a ustedes también le llamamos gente. Ese nombre lo puso la iglesia, los misioneros. También nos llamaron matacos. Pero por ejemplo yo -dice el cacique Jorge Altamarino- por parte de padre soy Lantawos, que quiere decir tierra blanca, dura, la que cuando se moja forma greda; y por parte de madre soy Afwuknah Chlas, que quiere decir surubí negro de río.

-A: ¿Cómo viven ahora el día a día? ¿Cómo manifiestan sus derechos?

-W: Ahora es todo muy diferente, nos falta agua, salud, educación, vivienda, tierras. Todo lo conseguimos con la lucha, por eso nos reconocen legalmente.

Antes existían dos caciques, uno era el jefe y otro que se encargaba de la política. Cuando había monte cada indígena tenía su educación, el padre le enseñaba todo a sus hijos, cazar, pescar, recolectar y algunas cosas coincidían con la educación escolar. Se cuidaba la comida de los niños, no se les daba hígado porque dañaba los dientes. Tampoco se le permitían que se junten, solo lo hacían cuando eran más grandes, entonces iban formando pareja, tenían hijos y ellos seguían las enseñanzas de sus padres. Si fallecía alguien, no se comía carne.

-A: ¿Cuántos son?

-W: Somos mayoría, estamos en Chaco, Formosa, Salta, Bolivia.

-A: ¿Por qué eligieron esos colores para la bandera?

-W: Representan al monte, las flores, el arco iris… El frente Sayo ya venía de la comunidad Wichi y el Movimiento Alicia Loira es por mi madre -dice Jorge- que fue cacique hasta que fallece en el año 2014.

-A: ¿Cómo les quitan sus tierras?

-W: Van mensurando los terrenos, delimitan con postes, hacen escrituras y así nos van desplazando.

-A: ¿Son amenazados y atacados?

-W: Sí, la justicia nos amenaza porque somos diferentes, seguimos siendo discriminados.

-A: ¿Cómo son desplazados?

-W: Nos trasladan a otros lugares, no te permiten pasar de un lugar a otro. Hay empresas que piden terrenos y ofrecen otros como donación y, ¿saben qué son esas tierras? Basurales. No quieren que estemos cerca de las ciudades. No tenemos escuelas, salud, nos falta el agua. No podemos formar nuestros propios profesionales, para nosotros no hay becas.

-A: ¿Se acercan abogados de afuera de la comunidad?

-W: Sí, han venido, pero lo hacen por un tiempo y después desaparecen.

-A: ¿Notan diferencia en el trato entre esta ciudad y su provincia?

-W: Acá nos tratan mejor. En nuestra provincia nos tratan despectivamente, nos dicen «indios» como una ofensa.

-A: ¿Qué opinión tienen sobre lo que sucedió con Santiago Maldonado?

-W: No puede ser que sucedan esas cosas. Nosotros apoyamos la lucha de los hermanos Mapuches y él se sumó a esa lucha como un hermano más. Nos resistimos a lo que está pasando.

-A: Ante la situación del Covid, ¿qué ayuda recibieron?

-W: No nos atendieron, ni nos informaron de la situación sanitaria. En la comunidad no hubo Covid.

Ahora, en el acuerdo que firmamos con el INAI, nos incorporaron a la Mesa de Diálogo Nacional como miembros de la APDH, y creemos que se va a escuchar más nuestra voz.

-A: ¿Tienen representación legal?

-W: El problema ahora es que el cacique ha perdido autoridad, no lo respetan, nos marginan. Además, el hecho de no tener abogados en la comunidad, empeora la situación. Nuestras becas para educación la venden y los jóvenes no pueden estudiar.

-A: ¿Cómo hacen el trabajo artesanal?

-W: Con motivo del desmonte, casi no tenemos materiales para nuestras artesanías.

-A: Para ustedes, ¿cuál es la fiesta más importante de año?

-W: Nuestra fiesta son las cuatro estaciones, respetamos al monte todo el tiempo, sus frutos, los ríos. Les pedimos permiso para actuar sobre ellos. Recibimos de la naturaleza todo lo que nos da. Por eso, no tenemos una fiesta única, para nosotros todos los días son una fiesta.

En medio de las preguntas, nació el pedido de un profesor: Salúdenos en su lengua.

El cacique Jorge Altamarino saludó en su lengua.

Nosotros no entendíamos lo que decía. Sensaciones, la música de su voz, sus cadencias, nos hicieron comprender su saludo lleno de gratitud y todos quedamos hermanados en su lengua milenaria.

-A: ¿Cómo aprendieron la lengua española?

-W: Nos la impusieron. Nosotros hemos resistido y mantenido nuestra cultura. Hay comunidades que sólo hablan en su lenguaje originario.

-A: ¿De qué hablan entre ustedes cuando se reúnen?

-W: Hablamos de nuestras cosas, de nuestros problemas y de cómo resolverlos.

-A: ¿Tienen acompañamiento de las instituciones, por ejemplo, el INAI?

-W: Las autoridades nunca nos responden. Vinimos hace más de tres años y sólo nos llevamos acuerdos de palabra que nunca cumplieron. Nos niegan pasajes, comida, alojamiento… Ahora mismo estamos parando en una casa particular. A nosotros siempre nos ayuda la sociedad. El INAI no maneja recursos, pero tampoco los gestiona, que es su trabajo.

En este viaje, logramos que el INAI nos firmara un acuerdo de compromiso que incorpora varias de nuestras necesidades.

-Santos Piutrillan, de la comunidad Lof Mapuche Tehuelche, presente en la reunión expresó: «Los indígenas estamos en todo el territorio nacional y es necesaria nuestra unidad. Estamos llenos de intermediarios, por eso nada nos llega. Las becas de estudio que nos otorgan son de trescientos pesos por mes. Me digo optimista, porque en nuestros territorios hay un resurgimiento de la juventud que apoyan a los abuelos, la sabiduría de nuestros ancestros. Luchamos por nuestra lengua madre casi extinguida. Es necesario que comprendan que nosotros somos pre existentes a los estados existentes».

Una docente preguntó por el rol de la mujer en la comunidad.

Respondió primero Beti, quien explicó que la decisión de venir caminando desde Tartagal la tomaron entre toda la comunidad, que ella y ellos vinieron a reclamar por sus territorios, la educación, la salud, la vida. Agregó que muchas son artesanas, necesitan herramientas para sus artesanías.

Luego se adelantó María y explicó el motivo por lo cual llegaron hasta Buenos Aires. Ella habló en su lengua, y dijo: Las mujeres defendemos la lengua materna.

Desde el colegio, saludaron el encuentro y plantearon la necesidad de mantenerse en contacto para que toda la ayuda que ellos recojan llegue en forma directa.

La palabra del cacique Javier Lucio cerró el encuentro. Manifestó que las comunidades originarias no pretenden todo el territorio argentino sino el que les pertenece. Y remarcó: Hace más de tres años vinimos con carpetas técnicas, proyectos para la comunidad, notas. Todo quedó sin respuesta. Ahora queremos que los acuerdos se cumplan.

Finalizó saludando a la visita y dijo: «Agradezco el apoyo de ustedes, nos da fuerza para seguir resistiendo».