A dos años de la media sanción, la legalización del aborto sigue siendo una deuda

(Por Fernanda Giribone/ APL) El aborto clandestino se lleva la vida de las mujeres más jóvenes y más pobres en la Argentina; y esta situación se ve agravada por la covid-19. En 2018 la Cámara de Diputados le dio media sanción al proyecto de legalización del aborto , el proyecto pasaba a Senadores, y marcaba un hito para la lucha de las mujeres de Argentina y el mundo. Sin embargo la legalización no se concretó y aunque tiene estado parlamentario, quienes tienen responsabilidad de legislar para evitar estos  crímenes no acusan recibo. Por su parte, Alberto Fernández ha declarado que en estos momentos tiene problemas más importantes, pero somos las mujeres las que sufrimos las muertes por la ilegalidad. Inversamente hay que considerar que en contexto de pandemia, la problemática del aborto, como el de otros problemas de salud, se ven exacerbados.

En una jornada histórica, hace 2 años, cientos de miles de mujeres, lográbamos que la Cámara de Diputados votara la media sanción de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), con 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención. Así, tras 20 horas de sesión, el #13J quedaba en la memoria y en los corazones de miles de mujeres y activistas.

Sin embargo, el proyecto de legalización del aborto fue rechazado por el Senado en agosto del mismo año, tras una votación donde 38 legisladores votaron en contra y 31 a favor; y 2 se abstuvieron.

El debate en el Congreso había comenzado mucho antes de 13 de Julio, durante el mes de marzo, con las periódicas y extensas jornadas de exposición de argumentos a favor y en contra de la ley IVE. La polémica planteada surcó toda la sociedad, tiñó la vida de miles de personas, e impregnó los ámbitos cotidianos.  Desde las calles la problemática atravesó las puertas y se metió en cada casa, en cada escuela y en cada lugar de trabajo.

Las instituciones públicas, en especial las educativas, fueron un escenario privilegiado para estos debates. Allí se comenzó a cuestionar fuertemente la eterna intromisión de la religión y de las iglesias en lo civil, se peleó contra autoridades y funcionarios retrógrados, y por la laicicidad de la educación. La rebelión crecía día a día.

MOVILIZACIÓN Y ANTIDERECHOS

La movilización en las calles, que también empezó meses antes, le ganó la pulseada a los antiderechos. Los pañuelazos en colegios, plazas y avenidas; a lo largo y ancho del país, sumaban acciones que se multiplicaban semana a semana. Y, si bien la Iglesia Católica y Evangélica, aunaron fuerzas y recursos para movilizar por «las dos vidas», no pudieron de ninguna manera, opacar la masividad de la #MareaVerde. 

En las audiencias del Congreso, los antiderechos también perdieron el debate. Porque profesionales de la salud, diversos intelectuales y activistas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, defendieron de manera contundente, y con argumentos científicos, los ataques, que -escasos de fundamentos- presentaron los dogmáticos, que simplemente debatieron desde sus posturas morales personales.

Por ello podemos decir que después del 2018, para la mayoría de la población, el aborto dejó de ser un tema secreto o lejano. El debate público permitió desmontar muchos de los mitos en torno a él, instalándose en la sociedad la idea de que para el Estado, legalizar el aborto, es un problema de Salud Pública.

La ley IVE, de sancionarse, repercutiría directamente sobre otros derechos de mujeres y disidencias, como el derecho a la vida, a la salud integral, a la dignidad, a la igualdad y la no discriminación; a la identidad de género y a vivir una vida libre de coerción y violencia. La legalización del aborto es una deuda de derechos humanos, que la democracia tiene con las mujeres y cuerpos gestantes.

En el Senado, los legisladores del PJ-kirchnerismo, la UCR,  y Cambiemos, en alianza con las iglesias, votaron en contra, volviéndonos a negar este derecho elemental. Este 2020 la Campaña Nacional por el derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito cumple15 años. Se ha presentado el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) por octava vez, tiene actualmente estado parlamentario, y cuenta con las firmas de legisladores de todos los bloques políticos.

Sin embargo, Alberto Fernández decidió impulsar otro proyecto –no el de la Campaña–  desconociendo la construcción colectiva y los años de organización y lucha. Si  bien el mandatario viene anunciando su proyecto desde marzo, aún se desconoce su contenido, y sobre todo lo que genera más preocupación: en qué difiere del ya presentado.

Alberto Fernández ha declarado en estos momentos además, que tiene “problemas más importantes”, pero somos las mujeres las que contamos las muertes por clandestinidad. Inversamente hay que considerar que en contexto de pandemia, la problemática del aborto, como el de otros problemas de salud, se ven exacerbados.

Como advierte la OMS la cuarentena dificulta el acceso a métodos anticonceptivos, por lo que se multiplicarán los embarazos no deseados, complicando a las personas con posibilidad de gestar, que estarán obligadxs a abortar en la ilegalidad.

Es absolutamente necesario que se apruebe, sin mayores dilaciones ni modificaciones, el proyecto del movimiento feminista y la de Campaña.

Este proyecto que es la síntesis de años de construcción y luchas feministas, que es el resultado del consenso de cientos de organizaciones feministas de mujeres y disidencias, junto a organizaciones políticas, sociales, sindicales, académicas, entre otras.  Es el de la #MareaVerde, que conquistó con su lucha la despenalización social. 

Nuestro proyecto está en las calles, es hora de ponerle fin a la clandestinidad.