(Por Fernanda Giribone/APL) Jina Mahsa Amini de 22 años, fue detenida el 13 de septiembre por no llevar correctamente el velo islámico. Fue golpeada por la policía de la moral y perdió la vida tres días después, el 16 de septiembre, como consecuencia de este maltrato. Ya su funeral se convirtió en un levantamiento de masas que se extendió en los días siguientes a otras ciudades vecinas.
Cientos de miles de mujeres alrededor de todo el país se cortaron el cabello, y se quitaron y quemaron sus hiyabs en las plazas, tras su muerte. También miles de videos de protestas populares aparecieron por doquier, mostrando la masificación del conflicto.
Las protestas comenzaron con centro en el Kurdistán oriental. Es que Mahasa Amini es de origen kurdo y tras su muerte, los comercios del Kurdistán iraní, cerraron sus puertas, cuando organizaciones kurdas de oposición al régimen, convocaron a una huelga. A la rebelión de las mujeres se sumaron estudiantes -secundarios y universitarios- y Trabajadores en general, y hasta la selección de futbol iraní vistió de negro, tapando los símbolos e insignias del país para demostrar el repudio al gobierno. Desde esta semana se sumaron trabajadores del sector petroquímico, que se declararon en huelga.
Así, la ola de protestas que comenzó hace un mes con las mujeres se extendió por todo un país que se rebela contra un régimen represivo, dictatorial e islamista, que lleva 43 años en el poder.
La ira del pueblo trabajador de Irán ha adquirido un carácter de rebelión popular y antirreligiosa. En Irán las mujeres, las personas LGBTIQ+ y las minorías étnicas y religiosas sufren violencia y discriminación arraigada. Los derechos sexuales y reproductivos; el derecho a la libertad de religión; y el acceso a Internet, son derechos que vienen en franco retroceso en materia legislativa. A las mujeres se les niega el acceso a la educación, el empleo y los espacios públicos, y la legislación sobre el uso obligatorio del velo las somete al hostigamiento, la detención arbitraria y la tortura a diario.
Desde el principio, el nivel de represión este levantamiento fue feroz, y ya se cobró decenas de muertos y miles de detenidos. Al menos 80 personas perdieron la vida, sin embargo los números son inciertos, porque el gobierno no reconoce números oficiales. Algunos dicen que la cantidad de personas asesinados por las fuerzas estatales supera las 200, pero el bloqueo mediático, y las comunicaciones con el exterior, son muy complejas también porque el régimen impide el acceso a Internet y las aplicaciones de mensajería. Hay informes de mujeres jóvenes asesinadas, también niños y ancianos. Los mensajes y videos que se filtran dicen que las fuerzas represivas abren fuego contra la multitud sin ningún miramiento.
A pesar de la represión, y de las afirmaciones del gobierno de haber restablecido el orden, no se detienen las protestas y el pueblo iraní sigue tomando las calles de todo el país. Los videos que se han viralizado dan cuenta de la valiente lucha y resistencia del pueblo iraní.
A pesar del cerco mediático y del aislamiento que quiere imponer el régimen, los hechos despertaron automáticamente la solidaridad internacional. En todo el mundo se han organizado acciones para expresar el acompañamiento hacia las mujeres iraníes, punta de lanza de esta rebelión. Mujeres de todas partes comenzaron a cortarse el cabello en sus redes sociales. Se replicaron protestas frente a las embajadas, como en Argentina. En Afganistán cerca de 25 mujeres se manifestaron frente a la embajada de Irán bajo el lema: Irán se ha levantado, ahora es nuestro turno, pero la protesta duró tan solo 15 minutos, porque las fuerzas de seguridad de los talibanes las dispersaron. En Londres también fue reprimida la protesta frente a la embajada.
En Irán los reclamos actuales no se centran exclusivamente en la opresión de la mujer sino que dan cuenta de todas las múltiples formas de opresión de la ley islámica, así como también de la creciente crisis socioeconómica del país. Las huelgas, el contenido de las manifestaciones y sus consignas más levantadas: «Mujer, vida, libertad» y «Muerte al dictador», así lo demuestran».