(Por Fernanda Giribone/APL)Un 17 de octubre, Agnes Gonxha Bojaxhiu, devenida en Madre Teresa de Calcuta, recibía el premio Nobel de la Paz. La religiosa, sinónimo de compasión y esfuerzo por los más necesitados, fundó en 1950 la congregación de las Misioneras de la Caridad. A lo largo de su vida levantó hospicios, comedores, escuelas, albergues para leprosos y hogares para niños. De la mano de estos emprendimientos congregó a miles de personas y recibió sumas de dinero, imposibles de calcular, en concepto de donaciones. Sin embargo, la Madre Teresa de Calcuta, una de las mentiras más grandes de la historia del Siglo XX, dilapidó esta fortuna, mientras se negaba a dar atención médica y/o cuidados paliativos a miles de personas, a quienes dejó agonizar y sufrir porque esto «los acercaba a Dios».
Con una oposición firme contra la maternidad planificada, militó contra el aborto y todo tipo de anticoncepción, incluso el profiláctico tras la aparición del VIH. Fiel a su lógica trataba espiritualmente a los enfermos de SIDA pero no suministró medicamentos ni trabajó en la prevención. Su principal cruzada fue contra los derechos y cualquier tipo de “renovación”. Amiga de dictadores y poderosos, y de personas extremadamente ricas, pidió siempre resignación a los pobres. Pregonando el culto al sufrimiento, les rezaban a los enfermos mientras se les morían en las manos, sin medicación, sin suero, un analgésico, una cama cómoda (como hoy se sabe después de múltiples denuncias de ex colaboradores).
Más cercana a un genocida que un santo, la Madre Teresa amaba “ver a la gente morir con tanta alegría” tras la conversión forzosa al catolicismo que solía practicar.
La Madre Teresa no era una amiga de los pobres, sino más bien una promotora de la pobreza y el sufrimiento, y debería que haber ido presa por crímenes de lesa humanidad.
Así y todo, el 17 de octubre de 1979, Teresa de Calcuta recibió el Premio Nobel de la Paz, en reconocimiento de su “ayuda a los pobres de todo el mundo”, al igual que tres presidentes de los Estados Unidos de Norteamérica, y Henry Kissinger, confirmando que las elecciones de tan distinguido galardón tienen pobres basamentos.
Theodor Roosevelt, en 1906; Jimmy Carter, en 2002 y, Barack Obama en el 2009, quien reforzó en 2009 la presencia militar de EE.UU. en Afganistán y pospuso hasta 2016 la retirada de las tropas del país, aprobó en 2011 ataques aéreos en Libia, e intervino militarmente en Irak tras el avance yihadista de 2014.
Por su parte, Henry Kissinger, secretario de Estado de los Estados Unidos, recibió en 1973 el premio Nobel de La Paz, el mismo año en el que apoyó a regímenes militares y orquestaba golpes de estado en Sudamérica en el llamado Plan Cóndor.
La historia de la Madre Teresa no termina tampoco allí. Años después, de la mano de dudosos milagros, fue canonizada. Primero con un milagro reconocido por Juan Pablo II, que la beatificó, y luego en el 2016 con otro milagro aceptado por el mismísimo Papa Francisco, alcanzó la canonización y se convirtió en la Santa Madre Teresa de Calcuta.