(Por Oscar Castelnovo/Fotos Juan Cicale/APL) La indulgencia con que la Justicia condenó a los genocidas que ultimaron a los 7 pibes en la masacre, la acción brutal de grupos de poder y la indiferencia o agresión social, comenzaron su despliegue después de aquel 2 de marzo de 2017. A todos ellos se enfrentó el Colectivo Justicia x los 7 en una puja que no cesa con la sentencia de este viernes. Así, una parte de Pergamino ostenta su miseria moral en un entramado que, con diversos grados de responsabilidad, reunió a instituciones del Estado, a malvivientes con carnet y a parte de la sociedad civil; la Policía Bonaerense, el Poder Judicial que inició el proceso con una carátula embustera; el poder político de Vidal y Ritondo; el intendente de sordera moral Javier Martínez; la Iglesia Católica del párroco Carlos Miri que cerró sus puertas a los sufrientes; el periodismo parapolicial que comanda Hugo Apesteguía, director de La Opinión; médicos que defecaron en el juramento hipocrático como el nefrólogo Leandro Leit, director del Hospital San José; funcionarios especialistas en drogadependencia pero impotentes para la acción destinada a salvar vidas. Y, claro está, gente común, sin cargo alguno, que aprobó el crimen o hizo gala de su indiferencia ante el martirio que arrolló a las familias y amigos de Alan Córdoba, Fernando Latorre, Federico Perrotta, Sergio Filiberto, Franco Pizarro, Juan Cabrera y Jhon Claros.
El consenso para el exterminio, en sus variantes entusiasta o apática, es parte sustantiva del genocidio encubierto que este ordenamiento desigual impone a millones de personas arriadas a una vida disvaliosa. Esta actitud de sumisión axiológica pone en grave peligro al conjunto social, incluidos los propios hijos de los indiferentes o los mansos, por más empeño con que se esfuercen en exhibir su ajenidad respecto de los hechos. No son ajenos. Y su actitud no resguardará a los suyos. Por el contrario, los expondrá aún más. Sin embargo, el heroísmo de Justicia x los 7 y el puñado de organizaciones, artistas, músicos, docentes, deportistas, trabajadores organizados y militantes sueltos que los apoya, sí escriben una de las páginas más extraordinarias de la historia de Pergamino y comporta un ejemplo para la Argentina y para cualquier latitud del mundo donde se cometa una injusticia contra cualquier ser humano. Ni su dolor ni su lucha serán en vano. Sobre ese bastión de resistencia, otros podrán pararse para enfrentar a enemigos tan poderosos, sostenedores de tamaña miseria moral. El juicio, en su primera etapa, concluyó. La batalla para que no maten a los más vulnerables permanecerá largo tiempo entre quienes enfrentan este modo de vivir y de morir en esta fortificación de la Patria Sojera de la Pampa Húmeda.
“LA SOLUCIÓN FINAL”
Al llegar a Pergamino, en abril de 2017, Adolfo Pérez Esquivel – titular de Comisión Provincial por la Memoria- junto a Nora Cortiñas – de la CPM y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora- , él sostuvo que «estos chicos son más enfermos que delincuentes». Así, el Premio Nobel de la Paz, advirtió claramente que los pibes habían padecido problemas de adicción -en la mayoría de los casos-, y no fueron atendidos debidamente por el Estado que disponía de una gran caja de herramientas para abordar el problema pero eligió las rejas, el monóxido y el fuego letal para su “solución final”. Y convengamos, aún si hubieran sido feroces delincuentes tenían derechos que les fueron pulverizados, el fundamental: la vida.
La madre de Fernando Latorre, Silvia Rosito, concurrió al Centro Integral para la Prevención y Tratamiento de las Adicciones Padre Galli, durante meses, para que auxiliaran a su hijo encerrado en el calabazo N°1. Pero allí le decían que no podían ir a las comisarías y se terminaba una y otra vez con la reiterada explicación. Unos años antes, Cristina Gramajo, madre de Sergio Filiberto, había acudido al mismo Centro para que le brinden herramientas, así ella podría ayudar a su hijo que recibía asistencia en el Centro Provincial de Adicciones. La burocracia, las ausencias de profesionales y las postergaciones constantes, la desalentaron a continuar. Por su parte, Flavia Gradiche interrumpió por decisión propia la concurrencia de su hijo Alan Córdoba a esta institución porque nada provechoso le resolvía al joven. Ni el CPA provincial, ni el municipal Centro Padre Galli cumplieron con las tareas que debieron dar sustento a su existencia frente a una juventud en crítico peligro.
Una campaña de la municipalidad rezaba “Junto hacemos un Pergamino sin drogas”. Pero una cosa es el slogan y otra muy distinta la realidad. El Estado organiza, trafica y regula el comercio de drogas en el territorio para luego castigar a consumidores y vendedores al menudeo, en la mayoría de los casos regenteados por las fuerzas de Seguridad.
A su vez, hay un hecho que exhibe la catadura moral de un notable de Pergamino. Se trata del nefrólogo Leandro Leit, director del Hospital San José, quien jamás recibió a la enfermera de ese establecimiento, Cristina Gramajo, que rogaba que no envíen a su hijo a la Comisaria 1°, que lo dejaran hospitalizado en el San José por más tiempo. «Fili», como se lo conoce, sufría de los riñones con alta probabilidad de ser dializado. Además, había sido operado debido a un balazo que recibió en el estómago cuando estaba desarmado. ¿Alguien sometido a una cirugía reciente, afectado en los riñones, enfermo de diabetes, debía estar en una celda mugrienta, llena de insectos y bacterias que emite la materia fecal cercana? Ninguno de los pibes debió habitar en esa inmundicia. El médico Leit decidió el destino del joven que, para más datos, era trabajador del Hospital San José, tal como laboró allí durante 30 años su madre. El director Leit no cometió un error, tomó una decisión que le proporcionará la condena social mientras viva.
¿AMA A TU PRÓXIMO COMO A TI MISMO?
A poco de perpetrarse la Masacre, una marcha encabezada por las madres de los 7, Flavia Gradiche, Alicia González, Alejandra Roberto, Jorgelina Ferreyra, Silvia Rosito, Cristina Gramajo (Carmenza Claros rezaba a Dios desde Colombia), junto a padres, hermanxs, tíxs y algunos amigos de los chicos concurrió a la parroquia Nuestra Señora de la Merced, en cuyas escalinatas rezarían un padre nuestro como fin de la actividad. La iglesia se sitúa en el mismo espacio en el cual se levantó, en 1751, la primera capilla de Pergamino junto al Fuerte de Defensa Sudoeste del Pago de los Arroyos, para quitar vida y territorio a los indígenas, con la gracia de Dios. Cuando el grupo de sufrientes subían los escalones, las puertas fueron cerradas de inmediato. El párroco Carlos Miri, jefe de la iglesia católica de la ciudad, jamás pidió perdón por que su parroquia no albergó a las familias que tan solo querían algo de consuelo espiritual. Actitudes como éstas, entre muchas otras, quizá expliquen por qué si el mundo tiene un papa argentino en Roma, cada vez son menos los católicos en el país, de acuerdo a la Segunda Encuesta Nacional de Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina, realizada por el Conicet en noviembre de 2019.
MARTÍNEZ, RITONDO, VIDAL
Otro que forma parte del entramado, Javier Martínez, llegó a ser titular del Municipio de Pergamino plasmando con destreza “La gran Macri” que realizó el exmandatario con Boca Juniors, ya que el hombre del PRO local mejoró notablemente la performance deportiva de Douglas Haig, baluarte futbolero de la ciudad, cuando fue presidente del popular club. Pero Martínez, jamás se preocupó por los pibes que La Bonaerense torturaba medianera de por medio con sus oficinas. “Es jurisdicción provincial”, argumentó. Y le asistía la razón. Pero era poca. Y la poca que le asistía, no vale nada. En una digna actitud, tan opuesta a la de Martínez, el equipo de primera división de Douglas reclamó Justicia x los 7 y también supo salir a la cancha con una bandera que rezaba “Fili Vive”, en reconocimiento al seguidor empedernido del “Fogonero”. Si bien es cierto que la Comisaría pertenece a jurisdicción provincial, los pibes masacrados eran habitantes de Pergamino, comunidad que lo eligió para velar por sus intereses. Entre ellos, se destacan la vida y la libertad de los pibes pobres y/o rebeldes que nunca ocuparon a Martínez. Ni cuando sufrían las adicciones, ni cuando eran torturados, ni cuando les arrebataron la vida en “jurisdicción provincial”.
Martínez fue reelecto por el voto popular en 2019.
Cabe destacar que la gestión de María Eugenia Vidal fue propulsora de la devastación humana en el encierro –y fuera de él- durante sus cuatro años de Gobierno. En julio de 2019, con 50.500 detenidxs, “Heidi” alcanzó un nuevo récord en la tasa de prisionización, la más alta de la historia del distrito. Por su parte, Cristian Ritondo, jefe político de La Bonaerense será recordado entre otras felonías, por haber reafirmado: “Prefiero a los delincuentes amontonados y no liberados”, cuando se le cuestionó la sobrepoblación y sus consecuencias de dolor y sangre, primero en Pergamino y luego en Esteban Echeverría.
A su vez, la política represiva del Cambiemos tiene datos contundentes en Buenos Aires: “Las masacres ocurridas en estos últimos años son los ejemplos más dramáticos de esos resultados que se pretenden mostrar: primero fue Pergamino, después Esteban Echeverría y hace pocos meses, Monte. Pero estos no son hechos aislados: son la consecuencia de una política que asume la muerte como resultado esperable. Sólo durante 2018, al menos 339 personas murieron bajo custodia del Estado: 140 en cárceles, 180 en neuropsiquiátricos, 17 en comisarías y una en un centro cerrado para jóvenes”, detallaron desde la Comisión Provincial por la Memoria en su informe anual 2019 “El sistema de la crueldad”.
Cambiemos no inauguró la matanza ni lo que esta agencia llama “el genocidio encubierto” en la etapa constitucional, ya que se realiza con la intención de disciplinar a los que sobreviven, aunque sí la elevó como nadie. Durante el período “democrático” Correpi da cuenta de 7093 casos de asesinatos a manos del Estado y están todas las gestiones incluidas en esta dinámica represiva que no deja crecer según pasan los gobiernos. Por caso, a lo largo de los tres gobiernos kirchneristas, las fuerzas de Seguridad mataron una persona cada 30,5 horas. Y, durante los cuatro años de Cambiemos, un ser humano cada 19 horas sucumbió bajo el Estado. Aunque sabemos, 7093 es la cifra visibilizada. La realidad es mucho mayor.
PERIODISMO PARAPOLICIAL
Entre los que descollaron por ejercer un periodismo parapolicial, se halla La Opinión de Pergamino, medio que todavía sigue llamando «tragedia» a la Masacre de los 7 pibes en la ex comisaría 1°. El mismo día de la sentencia empleó esa palabra en el principal título de tapa y continúa hablando de «muertos» no de asesinados. Hostiga o ignora a los familiares y luchadores de Justicia x los 7. Y así, durante el juicio más relevante de toda la historia de esta ciudad bonaerense, tuvieron que acudir desde Buenos Aires periodistas alternativos que hicieron El diario del juicio (miembros de La Retaguardia, FM La Caterva, Radio Presente y Cítrica) para informar, porque La Opinión de Pergamino cuanto toma el tema lo hace manipulando la realidad en contra de las familias.
Por su lado, un llamado periodista -el mismo día de la Masacre- preguntaba insistentemente a una madre: «¿señora, pero por qué estaba preso su hijo, por qué estaba preso su hijo, señora?”. Los pibes recién habían sido asesinados y los uniformados reprimían a palos y gases a los familiares en ese mismo momento. El periodismo parapolicial se caracteriza por tener como fuente exclusiva a las fuerzas de Seguridad y tomar su versión como la verdad que luego propala urbi et orbi. Las palabras, las imágenes, crean realidades, implantan sentidos, forman opiniones y, esencialmente, generan un consenso social para que una parte significativa del pueblo, aplauda, naturalice o ignore cuando el Estado mata a un pibe cada 19 horas, secuestra y desaparece una chica por día para la trata prostibularia o extermine a miembros de pueblos originarios.
LA JUSTICIA BURGUESA Y SUS LABERINTOS
De no haber existido la presión social en lucha sin respiros de Justicia x los 7 y el trabajo en paralelo de los abogados, esencialmente de la CPM, es difícil imaginarse que se hubiera llegado al juicio a Alberto Donza, Alexis Eva, Sergio Rodas, Brian Carrizo, Matías Giulietti y Carolina Guevara, ex policías responsables de la Masacre.
Al iniciarse el proceso, el fiscal Néstor Mastorchio caratuló a la masacre como “abandono de persona seguido de muerte”, (delito que establece penas que van desde 5 a 15 años). No sucedió tal cosa: Las pruebas abrumadoras, como no abrir el candado de los calabozos, no habilitar el agua, no llamar a los bomberos, cerrar las puertas que debían facilitar la salida, ocultar las llaves cuando llegaron los bomberos, hacer oídos sordos a los alaridos de los agonizantes, entre muchas otras, hablan de una Masacre premeditada y gozada con alevosía, por quienes debían resguardar la integridad y la vida de los jóvenes porque así se los manda su propia ley. Pero, una vez ingresado en los laberintos del derecho burgués, llamar a las cosas por su nombre hubiera generado las posibilidades que van desde la anulación del juicio hasta seguir en él con un “jurado popular”. Así, aunque lxs letrados Margarita Jarque, Carla Ocampo y Pedro Auzmendi reclamaron “homicidio simple” que elevaba las penas hasta los 25 años, su petición fue desoída por el Tribunal Oral Criminal 1 de Pergamino, integrado por los jueces Guillermo Burrone, Miguel Gaspari y Danilo Cuestas.
Entre gritos de las madres de los caídos y agresiones de los reos, el TOC 1 condenó a Alberto Donza a 15 años de prisión, Alexis Eva a 14, Brian Carrizo y Matías Giulietti a 11, Sergio Rodas a 8,y a Carolina Guevara a 6. Salvo Donza y Eva, los demás gozarán de arresto domiciliario. Entre otras razones, según argumentó el fallo, por la “superpoblación carcelaria”. Fue una burla frente a la realidad que nos muestra al 60% de los detenidos, hombres y mujeres del pobrerío, con prisión preventiva en los campos de concentración Siglo XXI. Los ex policías cometieron un delito mayúsculo desde el Estado, un tramo del genocidio que muy pocos parecen advertir. Y los 7 pibes ¿no podían esperar en su casa el proceso por transgresiones tan menores frente a los crímenes perpetrados por los mayoristas de la muerte?
JUSTICIA X LOS 7 Y POR LA VIDA DE TODOS
La marchas durante 33 meses, las pintadas, las voces multiplicadas en la prensa no fascista, las muraleadas, lxs docentes humanizando a los pibes en los colegios, los festivales, las idas a Plaza de Mayo, el desgarrarse el alma y volver a marchar, hablar con el ausente en las noches en vela y traerlo a cada iniciativa, desfallecer de tristeza, enloquecer de furia, reconocerse en otros rostros de la Argentina ensangrentada, hizo que Justicia x los 7 alumbrara en Pergamino el sendero hacia la salida del corral disciplinador y transformó a muchas ovejas en seres humanos capaces de pensar y sentir con otros valores. Aún así, parapetarse en la dinámica de la lucha de clases, verdadera puja donde se enfrentan los modelos de humanidad a construir o derribar, siempre será duro. Los dueños del poder – y de todos las otras cosas- están en permanente formateo de consciencias. Las necesitan dóciles y retardatarias para sostener la miseria y el despojo. Así mantienen este ordenamiento matador de jóvenes y de sueños junto a su tasa de ganancia. Pero no contaban que un colectivo, pequeño y en aprendizaje vertiginoso, les presentara semejante batalla marchando con su dignidad en rebeldía, por Justicia x los 7 por la vida de todxs.
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Recuadro:
SOLIDARIXS
Justicia x los7 es un colectivo formado por familiares, amigos y acompañantes, Asociación por los Derechos Humanos, Encuentro Memoria, Verdad y Justicia de Pergamino, periodistas que cubrieron cada marcha y/o hicieron El diario del juicio, fotógrafxs, artistas plásticos, músicos como Kumbiemos el sistema, docentes que llevaron a las aulas la vida de cada pibe humanizándolo, estudiantes que abordaron el caso, Bachillerato Popular La Grieta, Partido Socialista de los Trabajadores Unificado, Partido Obrero; Movimiento Socialista de los Trabajadores,CTA, ATE, Suteba. Desde el primer momento la Comisión Provincial por la Memoria que preside Pérez Esquivel contribuyó a la organización, orientación y defensa jurídica de las familias. A la vez, organizaciones antirrepresivas comoMarcha Nacional contra el Gatillo Fácil, Correpi, Colectivo Contra el Gatillo Fácil de La Platay Familiares de Esteban Echeverría y San Miguel del Monte fueron solidarios con esta lucha. Desde el primer instante, Nora Cortiñas, con casi 90, años fue parte sustantiva del apoyo. Cabe destacar a Alejandro “Topo” Cabrera Britos, combatiente todoterrono, inorgánico e inagotable, que nos dejó temprana y abruptamente en un accidente automovilístico.