“Luchamos con la esperanza de que vuelva a casa”

Al cumplirse 10 meses de la desaparición forzada de Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, “Lichita” (15), se realizó el 6° Encuentro del Ciclo Internacional de Debates, en el marco de la Campaña ¿Dónde está Lichita? #EranNiñas, este 30 de setiembre. Participaron del mismo, Carlos “Sueco” Lordkipanidse, sobreviviente ESMA, miembro del. Encuentro Militante Cachito Fukman y de Memoria, Verdad y Justicia. Ricardo Jiménez. Chile / Perú. Sociólogo, Miembro de la Coordinación Política Continental de Alba Movimientos por Perú; y Jackie Campbell, defensora de derechos humanos y periodista en México. Precisamente, en este entrega brindamos su intervención, que precederá a las del resto de los panelistas. La conducción solidaria estuvo a cargo de Lila Báez, militante de la Secretaría de Trabajdorxs Migrantxs y Refugiadxs de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP); y de Ariel Prieto, del Partido Comunista Paraguayo.

Carmen Elizabeth “Lichita” Oviedo Villalba (15 años) fue vista por última vez el 30 de noviembre de 2020 por su tía Laura Villalba en las inmediaciones del Cerro Guazú (Amambay), mientras se resguardaban de operativos militares de las Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), responsable del fusilamiento de las niñas Lilian Mariana y María Carmen Villalba, de 11 y 12 años, el 2 de setiembre de 2020. A su vez, Laura Villalba, mamá de María Carmen, se encuentra privada, arbitrariamente, de su libertad.

INTERVENCIÓN DE JACKIE

La desaparición forzada no es sólo un mecanismo de represión política, sino un mecanismo de control dado el terror que genera, no solamente alrededor de la familia o el grupo del que se separa o se extrae a una persona, pues el temor se establece en toda la comunidad. La cultura del miedo se enraíza y se multiplica por toda la sociedad y con ello, ésta se paraliza, se condiciona y se censura en sus acciones. Es así que la intimidación, la persecución, la represión y la desaparición forzada, lo mismo que la tortura, son estrategias de disciplinamiento ejemplares para tanto para las  víctimas  directas  como  para  las  personas  que  son  testigo  de  ello,  para  que aprendan  y  se  contengan.  Cuando  las  víctimas  son  defensoras  del  territorio  o periodistas  que  lo  documentan,  eliminarles  es  incluso  útil  al  tratar  de  limpiar territorios, cuyos subsuelos pueden ser ricos en minerales y así dejar la entrada a megaproyectos y agroempresas para que extraigan materiales o exploten sin pudor, la tierra que nos ha acogido de manera ancestral.

Pocas experiencias gratas hay en México pues pocas son las personas localizadas con vida y cuando ello sucede, suelen descubrirse las tramas de trata de personas, sobre todo de jóvenes o menores de edad, que no sólo son forzados a realizar trabajos sexuales, sino también trabajos forzados y en la siembra de mariguana o amapola. En el  caso  de  localizar  sin  vida  a  las  personas  desaparecidas,  sea  que  hayan  sido arrojadas en arroyos, sierras, terrenos baldíos, acantilados, o como sucede en México, en fosas clandestinas o en los cada vez más, campos de exterminio, la palabra de los muertos, pues estos siempre hablan, nos hace comprender la manera en la que sucedieron las cosas. No sólo se trata de encontrar los cuerpos o restos, sino de conocer  la  verdad  y  saber  cuál  es  el  modus  operandi  de  los  grupos  que  están causando tanto dolor en la población, bajo la anuencia del Estado que debía proteger nuestras vidas. Las cifras oficiales nos dicen que en México hay más de 92 mil personas desaparecidas del 2006 al 2021. Aunque haya indicios de que alguna de ellas ya no tenga vida, hasta que no haya fundamentos absolutos para confirmarlo, seguiremos buscándole con la esperanza de que regrese a casa.

Hoy estamos a 10 meses de la desaparición de Carmen Elizabeth “Lichita” Oviedo Villalba, quien en marzo cumplió 15 años, y que desapareció el 30 de noviembre del 2020 en la zona de Yby Yaú (región oriental del departamento de Concepción y a 367km. de Asunción), cuando intentaba salir con su tía de la zona de conflicto entre el grupo armado Ejército Paraguayo del Pueblo (EPP) y la fuerza pública denominada Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) del Ejército. Lichita es hija de Carmen Villalba y Alcides Oviedo, a quienes se les atribuye hechos ligados al EPP. Lichita es prima de Lilian Mariana y María Carmen, argentinas de 11 y 12 años respectivamente, quienes fueron agredidas sexualmente, fusiladas, vestidas con ropa de combate en un montaje que las presentaba como guerrilleras abatidas en un enfrentamiento, quemada la ropa que las niñas portaban, y enterradas de manera inmediata como NN, como parte de un operativo de la FTC el 2 de septiembre del 2020, operación presentada como “exitosa” por el Presidente de Paraguay. Asesinar menores jamás será una victoria. Las tres niñas están inscritas en la escuela en la Provincia de Misiones, Argentina. Las tres  son  estudiantes  y  debían  estar  en  estos  momentos  con  sus  seres  queridos, estudiando y jugando, y aunque fueran parte de una familia armada o de un cártel o grupo de delincuencia organizada, no se puede permitir que haya operativos con fuerza pública desproporcionada en un lugar en donde hay menores de edad. Creer que merecían morir por ser guerrilleras o integrantes de un grupo armado en el monte, no es exactamente la manera de tratar a nuestra población infantil a la luz del derecho internacional de los derechos humanos. Esas guerras contra el narco, no debieron exportarse nunca de México a Paraguay, con sangre y sin juicios no se esclarece nada, ni se avanza en justicia. Incluso, hacer comentarios como que el caso de Lichita y de las niñas es un caso complejo al que no debemos meternos, es criminalizar una vez más a las víctimas, y una vez más, son mujeres a las que señalamos de manera equivocada.

La campaña internacional para pedir la presentación con vida de nuestra Lichita, nos plantea el desafío de la desaparición forzada y nos invita a actuar por nuestras niñas y mujeres, a unirnos como sociedad civil y a ser más abiertas en la manera en que nuestros colectivos y movimientos debemos permitir la entrada de personas de la sociedad civil sin experiencia o militancia específica. En lo particular hablo de la necesidad  de  que  se  sumen  más  personas  a  los  grupos,  y  motivar  a  mujeres  y hombres a que no esperen a que les toque la desafortunada experiencia de tener a un familiar o amigo detenido y torturado, para exigir la eliminación de la tortura a personas detenidas para que ofrezcan declaraciones a modo; que no esperen a que una hija o un hijo gay o trans sea discriminado o víctima de un crimen de odio, para trabajar por la eliminación de la homofobia o transfobia; que no nos esperemos a tener un  familiar  desaparecido  para  recorrer  territorios  y  convertirnos  en  personas buscadoras. Sólo así, tocando la realidad y acercándonos poco a poco con los grupos que directamente están buscando a sus seres queridos y demandando la protección de más y más amplios derechos para todas, todos y todes, vamos a integrarnos y a trabajar por la reconstrucción del país, que se mantiene con un tejido social altamente fracturado. En este momento se realizan exhumaciones en la ciudad en la que vivo, en el noreste mexicano, y me gustaría que una vez que la Pandemia nos permite salir de nuestras zonas de confort, seamos parte de la búsqueda, de las exhumaciones, de las exigencias al Estado que debe buscar a nuestras hijas, hermanas y madres que nos hacen falta, y a los miles más que viven el flagelo de la desaparición.

Carmen Villalba, madre de Lichita, desde la prisión del Buen Pastor en Asunción escribió hace un mes: “No tengo derecho, mijita, como tu madre, a renunciar a buscarte; seguiremos buscándote, mijita”. Esa es la invitación a la que debemos responder todas las personas con nuestra búsqueda y exigencia con vida de Lichita. Esto no se hace a ninguna niña. Si el Estado se dice democrático y se dice respetar convenciones  internacionales  de  Derechos  Humanos,  debe  hacer  más  por  su búsqueda y permitir la incursión de grupos de misión humanitaria de cualquier país para que busquen a Lichita y se esclarezca lo ocurrido. Por la aparición con vida de Lichita, seguiremos la lucha. Por la memoria, la verdad y la justicia. Éste no es un caso aislado, es un fenómeno, y debemos actuar para evitar que siga creciendo.

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Campaña Internacional para exigir al Estado de Paraguay de Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado, su localización con vida