Estefanía Ciro le habló a Lichita a lo largo de su intervención en el simposio realizado el pasado 30 de mayo, al cumplirse seis meses de la desaparición forzada de Carmen Elizabeth “Lichita” Oviedo Villalba en el marco del el 2º Encuentro del Ciclo Internacional de Debates ¿Dónde está Lichita? Hoy brindamos la intervención de Estefanía, investigadora del Centro desde la Amazonia Colombiana Alaoriladelrío. Este 2° Encuentro, iniciativa para apoyar nuevamente la búsqueda de Lichita en el territorio del Cerro Guazu, Paraguay, fue moderado por lxs compañerxs Lila Báez y Fabricio Arnella de la Secretaría de Trabajadores Migrantes y Refugiados/as (UTEP) y el Partido Comunista Paraguayo, respectivamente. (Ver video en Vínculo del video https://youtu.be/5UImEQGC_dE )
INTERVENCIÓN DE ESTEFANÍA CIRO
Gracias, Lila, yo agradezco mucho las palabras que he escuchado desde Bárbara, de Daysi, de Michelle, de Bernarda. Son mensajes muy sentidas desde la mujer latinoamericana, desde la mujer mapuche latinoamericana, y desde la mujer rebelde latinoamericana. Yo traigo aquí cuatro ideas, y justo en este momento de tanta tensión que hay en Colombia y también de tanta esperanza. Pero lo primero que quiero decir, y también contarle a Lichita, es que: el primero de abril de este año, salió de Asunción, Paraguay, un avión. Un Boeing C17 Globemaster III, un avión de transporte militar pesado de largo alcance, desarrollado por McDonell Doulgas, por la fuerza aérea de los Estados Unidos, fabricado por Boeing, y usado para mover tropas aerotransportadas por evacuación médica y transporte táctico.
El primero de abril de 2021 ese avión salió de Asunción, atravesó América Latina y pasó por Colombia, en una misma época y en una misma semana en que llegaron a Colombia esos Boeing. Son aviones militares de los Estados Unidos. Y por qué quiero hablar de esto, porque las fuerzas de tarea conjunta que operan en Paraguay y que operan en Colombia son inventos, estrategias y órdenes militares de los Estados Unidos. Las fuerzas de tarea conjunta surgen en el escenario del plan Colombia, es uno de los últimos escenarios de sofisticación de la guerra de los Estados Unidos en América Latina y en Colombia. Es la articulación de armada, de fuerza aérea, de infantería, de policía y de varios escenarios, además de presencia de los Estados Unidos en esas órdenes de guerra.
Esas son las fuerzas de tarea. Se expandieron por toda Colombia en el marco del plan Colombia, del plan patriota y del plan consolidación, y en este momento siguen haciendo presencia. Y esas fuerzas de tarea son las mismas que operan en Paraguay y son las mismas que asesinaron a estas dos chicas, y que también tienen enorme responsabilidad en la desaparición de Lichita. Y yo quiero traerlo aquí a colación porque las fuerzas de tarea aumentan en Colombia. El 29 de agosto del 2020 bombardeó mi departamento, el lugar donde yo nací, el Caquetán, en San Vicente de Caguán. En ese lugar bombardeó ocho niños. Las fotos de ese momento son fotos de pedazos de pies de niños, son cuadernos regados por el piso. Ellos salieron a decir que habían bombardeado un campamento guerrillero, reductos de las fuerzas guerrilleras después de los acuerdos de paz. Eso le costó el ministerio de Defensa a quien fue ministro en ese momento. No hubo debate en el Congreso, pero nunca se supo quién dio la orden. Cayó el ministro, pero no sabemos, en el marco de las órdenes de operación, quién tuvo la responsabilidad. Además, no hubo resarcimiento, porque, seis meses después, el dos de marzo de 2021, un bombardeo a un campamento guerrillero, en Colombia, en Guaviare, asesina alrededor de 12 y 18 niños.
Los nombres de esos niños son: Cristian Alexis, de 19 años; Samir Sebastián, de 16 años; Rosa María, de nueve años; bombardeados por una fuerza de tarea conjunta en Colombia. Zaira, de 13 años; Karen, de 16 años. Wilder, de 19; José David, de 13; Yeimi, de 14; Marlon, de 12; Jon Javier, no hay información sobre su edad; Jorge Manuel, 14; Dana, de 16; Jonatan, de 10 años; y Sebastián, de 16 años.
Esto es una asimetría brutal de un ejército, de unos estados acompañados del imperio, que invierten toda su tecnología de guerra y todo su poder de guerra sobre las juventudes rurales, campesinas, indígenas, de América Latina.
Esto lo traigo a colación porque tiene que ver con los 6402 jóvenes, mujeres, adultos, considerados falsos positivos, pero son ejecuciones extrajudiciales que el ejército colombiano ha desarrollado y ejecutado sobre el pueblo. Uno de los escenarios que se ha intentado desarrollar, y en Colombia opera y está tratando de activarse ahorita, es la enmienda Ligi, donde ningún apoyo de los Estados Unidos, en términos militares, que supone no debe violar los derechos humanos. Claramente, con las experiencias de las ejecuciones extrajudiciales eso no ocurre, no ocurrió, pero es una herramienta que muchos sectores están ocupando para tener un mínimo candado ante el uso indiscriminado de la fuerza y la asimetría brutal.
Segundo, yo quiero hablarles de la escuela normal rural de Mactumactzá. Mactumactzá es el cerro de las once estrellas. Es una normal rural como también lo es la normal rural de Ayotzinapa, aquí me traslado para México, Lichita, en donde estés. Ahora te cuento de México porque los jóvenes de Mactumatzá, hace un par de semanas, dijeron que no querían su examen digital, es decir su examen de admisión a la escuela rural no querían que fuera digital y en computador, porque son campesinos, hijos de campesinos. Ellos querían que su examen fuera presencial y en papel. Esto porque el año anterior, que lo hicieron, muchos no pudieron acceder porque no les sirvió el sistema, porque no saben utilizar un computador, porque no hay Internet. Entonces salieron a marchar para pedir que fuera por papel. El Gobernador de Chiapas desplegó una fuerza de granaderos antidisturbios en las cuales 100 estudiantes menores de edad terminaron en la cárcel, de los cuales 74 fueron mujeres. Mujeres que denuncian, niñas que denuncian, jóvenes que denuncian, adolescentes que denuncian haber sido agredidas sexualmente por la policía.
Se llevaron a las mujeres, fueron desnudadas, todo el tiempo fueron amenazadas de ser violadas y fueron tocadas por las fuerzas de el orden de Chiapas. Es una situación que está ocurriendo en este momento y nos recuerda el desastre y la tragedia que son esos 43 muchachos de esa cacería que ocurrió en Ayotzinapa, y que todavía el gobierno mexicano tiene que dar cuenta. Las normales rurales son escenario de educación de “pobres para pobres”, se llaman ellos mismos. Son iniciativas revolucionarias, rebeldes, campesinas, para educarse, para ser maestros y para llevar la educación a todos los lugares en Guerrero, en Chiapas, y han luchado duramente contra todas las estrategias para ser desarticuladas. El Banco Mundial condicionó 40 mil millones de dólares de apoyo a la educación en México si se desarticulaban las escuelas rurales. De nuevo tenemos una directriz muy clara para la desaparición de todos los reductos y semillas latinoamericanas de poder, de rebeldía, de emancipación y de dignidad.
Lo tercero que te quiero contar, Lichita, es que Colombia está ardiendo. Colombia Arde. En noviembre de 2019 asesinan con una aturdidora disparada a 20, 30 metros, a Dilan Cruz, un muchacho de 17, 18 años. Un policía le dispara y le dirige la aturdidora a la cabeza y muere dos o tres días después. La justicia en Colombia declaró que Dilan se había metido en la trayectoria de la aturdidora. Todavía no hay justicia por Dilan. Y después de esas grandes movilizaciones de noviembre y de diciembre se esperaba el año pasado, en marzo, una siguiente movilización, que fue atravesada por la pandemia. En ese momento ardía Colombia en un nivel de desesperanza absoluta por el nivel de corrupción y de destrucción de niveles de vida, con unas élites absolutamente ladronas, destructoras, militaristas, pero la pandemia paró todo.
La pandemia generó una suerte de incertidumbre que lo que hizo fue mostrar la desigualdad, y la gente ya no aguantó más cuarentenas, ya no aguantó más toques de queda, no aguantó más hambre, y salió a las calles. Hablaban de la reforma tributaria, pero esto es mucho más grande. Salieron los jóvenes, y yo les quiero dar los datos de cuántos jóvenes han sido violentados:
Hay 1133 víctimas de violencia física, hay 43 homicidios, y si ustedes ven las imágenes en Twitter ven que no solo son homicidios realizados por la policía directamente disparándole a la gente, sino por una cantidad de hombres vestidos de civil, acompañados de la policía. De hecho, desde los barrios más privilegiados están disparándole a la gente.
Hay 1400 detenciones arbitrarias, hay 648 intervenciones violentas, hay 47 víctimas de agresiones oculares, 47 jóvenes que se han quedado sin un ojo. Hay 175 disparos con arma de fuego y hay 22 víctimas de violencia sexual, entre ellas, una chica que hace dos semanas fue abusada sexualmente por unos policías, y al otro día se suicida, una mujer joven, estudiante, que tampoco estaba siendo parte de la movilización. Y tenemos, más o menos 375 desaparecidos, personas que no se sabe dónde están, jóvenes principalmente.
Yo les quiero traer aquí a colación porque hay un arma. Hablamos dle Boeing, de los antidisturbios, y ahorita estamos hablando de la Venom, una metralleta aturdidora que hay que tener en cuenta, porque las están utilizando en las calles y dirigiéndolas directamente a los manifestantes. Todo esto se los traigo, y te cuento, Lichita, porque es tu espíritu el que mueve todavía a estos jóvenes. Es un espíritu más grande que todos nosotros, un espíritu de lucha y de combatividad, de organización que la izquierda dinosauria tampoco entiende tan bien. Son momentos de esperanza que hay que dejar que maduren, pero que nos están señalando mucho de las cosas entre eso que nos señalaba Jorge Beinstein acerca de la autopraxis de la emancipación de la insurgencia global, de cómo enfrentamos esta asimetría brutal, en donde es más peligroso ser un niño de once años, es más peligroso ser un estudiante, es más peligroso ser una mujer, que ser un narcotraficante.
Con esto quiero terminar, quiero exigir la aparición con vida de Lichita. Quiero exigir el refugio político para la familia Villalba. Quiero ver la libertad de Laura y quiero la hermandad de todos ustedes, desde Chile, Argentina, Paraguay, Bolivia, Colombia, México, para nuestras luchas.
Quiero simplemente terminar con algo que nos recuerda Bertolt Bretch, que nos alarma y nos advierte muchas cosas que significan la necesidad urgente de una hermandad, dice así:
Los de arriba dicen la paz, pero su paz y su guerra son como viento y tormenta. La guerra nace de su paz, como el hijo de la madre tiene sus mismos rasgos terribles. Su guerra mata lo que sobrevive a su paz. Cuando los de arriba hablan de paz el pueblo ya no sabe que habrá guerra. Cuando los de arriba maldicen la guerra ya están escritas las hojas de la movilización.
Te esperamos Lichita.