«Y que ya no nos arrebaten más a ningún hijo de nuestra mesa»

(Por Mariana Sánchez, mamá de Nazareno Vargas) Costumbre familiar, qué desde que tengo memoria, siempre todos reunidos en estas fechas, las fiestas siempre fueron muy lindas, con anticipación hablábamos de que vamos a comer, cuánto somos, quienes vienen, mesas largas y sonrisas enormes.  Y me brotó la nostalgia de aquellos días, se me puso en la cabeza, los lugares vacíos en la mesa, la ausencia de quién ya no está.

En mis cuarenta años, no siempre pase las fiestas con mis viejos, me tocó pasarla con mis ex suegros, me tocó trabajar, (las estaciones de servicio nunca cierran), decidí pasar las fiestas con amigos, en la casa de mi hermano, de mí primo y hasta en otro país, pero siempre decidí yo. Cuando no pasaba las fiestas con mis hijos me dolía mucho, pero era algo que ya no podía decidir, después de la separación era lógico que una fiesta pasarán con su padre, pero bueno uno se va acostumbrando.

Los hijos crecen y deciden donde pasarla. Hace tres años que le arrebataron la vida a mí hijo, la posibilidad de decidir en qué mesa se quería sentar, esos lugares vacíos son los que más duelen, los que ya no vuelven, los que no están porque los arrancaron… Hace tres años y cinco meses que mí vida ya no es la misma, las fiestas ya no tienen sentido para mí, los deseos a la hora del brindis no son los de antes, es levantar la copa y pedir memoria, verdad y justicia. Y que ya no nos arrebaten más a ningún hijo de nuestra mesa.

Tres años y cinco meses sin mí niño, los treinta duelen el doble.

Eternamente Nazareno Vargas