La epidemia del Covid-19 en las cárceles de Córdoba

Por Adriana Revol/ APL) La mayoría de las personas que contrajeron el virus, transitaron su enfermedad en los pabellones, o espacios destinados al aislamiento. Sin atención médica, sin medicación, ni un ibuprofeno les tiraban. Abandonadxs por el estado. A las carpas “sanitarias” fueron muy pocos, pero tampoco hay mucha diferencia con los calabozos. En las carpas no hay calefacción, las frazadas son pocas, no hay baños, y sólo los sacan una vez al día al baño. Tienen que orinar en botellas, y defecar en tachos. Se tienen que bañar con agua helada. No hay personal para atenderlos, desde hace un año, problema que todavía no pudieron solucionar. Tampoco hay personal de salud, o sea, los depositan allí, y quedan abandonados, nadie los atiende. Recién cuando el cuadro se agrava, los sacan a un hospital extra muros.

Sólo pueden hablar cinco minutos, por teléfono, con sus seres queridos, por día, no se respeta el derecho a la comunicación. No se permite el uso de telefonía celular. Estar enfermx no puede ser otro motivo de malos tratos.

El año pasado murieron, un mínimo de diez personas, varias de ellas por Covid-19, la provincia reconoce sólo tres.

La política negacionista de la provincia, no resuelve nada, todo lo contrario, agrava la situación.

A más de un año de la epidemia, no hay más personal de salud, ni medicación (aunque sea para bajar la fiebre). El hacinamiento e insalubridad empeoran el cuadro, lo que convierte a todxs lxs presxs en personas de riesgo.

En Córdoba hay personas con coronavirus, incluso en la cárcel de mujeres de Bouwer.

El 30 de junio dieciocho mujeres que trabajan en la cocina de la cárcel,  fueron aisladas por prevención, y varias dieron positivo al virus. Luego se fue replicando.

Ellas estaban alojadas en diferentes pabellones ( C1, C2, F1, F2, D1), entre ellas una señora grande.

Hoy existen varios pabellones aislados, pero el gobierno de la provincia continúa sin dar respuesta.

La única reacción fue colocar nailon en las rejas de entradas a los pabellones.

¿Falta una política para la gravísima situación en las cárceles de Córdoba? Diría que no, que esa es la política planificada, la del exterminio.

Esto generó que saquen personas de un pabellón de conducta a trabajar a esa área, unas doce presas.

Las sacan todo el día, vuelven recién cuando oscurece. Regresan sumamente cansadas, porque cargan bolsas de papas, cebollas, etc, ollas pesadísimas. Están siendo explotadas al máximo.

Ellas piden hacer menos horas y que se sumen otras manos.

Aclaro que el trabajo que hacen la mayoría de las personas no es pago, no al menos como dicta la 24660. El servicio penitenciario les tira una limosna por mes, al que llaman peculio o salario. Pero ese es todo un tema.

En el pabellón C2  hay una señora mayor con cáncer, a quien le hacen quimioterapia, razón por la cual está sin defensas, pero el juez de ejecución todavía duda darle la prisión domiciliaria, piensa que si ella muere nadie se va a quejar, pero si comete otro delito, el costo es de él.

Como siempre dan prioridad a la “seguridad”, no a la vida.

Es necesario exigir que todas las personas privadas de su libertad sean vacunadas!!!

También tienen derecho a la vida!!!